Me acuerdo perfectamente el día que vi Full Monty; la película me encantó, me reí bastante, me gusto la historia y sobre todo la música, pero también recuerdo que le dije a mi amigo Javier, con quien fui a verla, “Macho que historia más simple, ¿porque no se me ha ocurrido a mi hacer esta película?”.
Esta situación se me ha repetido muchas veces a lo largo de mi vida, y no solamente con películas, sino con empresas o personas a las que veo conseguir un triunfo o un éxito que yo no consigo. Y no lo digo desde la envidia, si no casi desde la frustración por no saber como conseguirlo.
Aparentemente desde fuera tanto esas empresas que tiene éxito o esas personas, son gente normal, con los mismos defectos y la mismas virtudes que el resto, es decir los triunfadores no son seres extraterrestres con poderes privilegiados, no ni mucho menos, es más, en algunos casos algunas de esas personas tiene algunas limitaciones que yo o mi empresa no tenemos.
Y ahí es donde aparece este ¿Por qué?, que da título al post de esta semana. La pregunta y yo llevamos muchos años juntos, ya somos casi amigos y lo cierto es que desde mi más profunda ignorancia hace tiempo llegué a una conclusión que hoy en día parece estar definida, que no resuelta por muchos sabios, os la explico.
Mi conclusión está basada en tres preguntas; para ello hay que dibujar una figura con tres capas, me da igual la figura aunque los sabios pintan círculos. En la capa de más afuera preguntamos ¿Qué haces?, esta pregunta es fácil y podemos decir que la totalidad de las personas sabemos contestarlas, que hacemos en nuestro trabajo, a que se dedica nuestra empresa, es fácil.
La segunda la pregunta de la capa de en medio es ¿Cómo lo haces?; esta pregunta ya no la sabe contestar tanta gente, nosotros venimos a trabajar y punto como se hacen las cosas o como funciona nuestra empresa es cosa de otros, es más si yo hago mi trabajo y gano dinero casi ni me importa cómo hacerlo…”Aquí comienza la tragedia”
Y llegamos a la tercera y última pregunta, la de la última capa, la de dentro: ¿Por qué?, porque hacemos esto o lo otro, porque vendemos esto… esta pregunta amigos casi nadie la sabe responder; es más si se la haces a mucha gente empieza a reírse (de manera nerviosa) y te dice déjate de chorradas aquí hay que “currar y facturar”, y es cierto hay que trabajar y facturar y producir beneficio a la empresa y a la sociedad pero basándonos en una creencia.
Cuando nosotros trabajamos de fuera hacia dentro es porque sólo nos importa el éxito y el dinero, sabemos lo que hacemos y si el cliente no lo percibe es porque es tonto, o porque no sabe; sin embargo cuando trabajamos de dentro hacia afuera el cliente comparte nuestra creencia y ya no sólo compra sino que se une a nosotros.
Fijaros que estupidez más grande simplemente consiste en cambiar el orden de la información, de dentro hacia afuera.
Bueno pues ahora llega una ola de estudiosos que nos dicen que la Biología ya tenía resuelto esto hace tiempo, resulta que nuestro cerebro está dividido en dos partes parecidas a mi teoría, la capa de fuera se llama Neocortex y es la responsable del lenguaje, de los números, de la parte racional, y la otra parte que se puede unir a mis dos capas de adentro, se denomina Límbico y es el responsable de los sentimientos.
Es decir; según el Neocortex las empresas necesitan capital, trabajadores y mercado y cuando una empresa no funciona es porque falla alguna de esas cosas. Sin embargo Apple es un buen ejemplo que nos demuestra que la gente muchas veces no compra las cosas sabiendo que hacen sino porque lo hacen, Apple quiere hacer la vida más sencilla a la gente; pero sus trabajadores no son personas especiales son como nosotros, aunque tiene una creencia.
NO sería una buena solución para salir de nuestra “crisis” abandonar esa miserable persecución financiera de los proyectos y empezar un replanteamiento en base a por que hacemos los productos que hacemos o porque vendemos lo que vendemos.
A veces sólo hay que mira hacia el lado de nuestra derecha o de nuestra izquierda para encontrar la solución.
Regla nº18:”No comuniques, conversa; no vendas, déjate vender; no justifiques, explica”.