Otra vez estoy a vueltas con el mismo tema, pero es que de verdad me preocupa muchísimo las cosas que veo en mi entorno, y sobre todo como veo a mucha gente reaccionar en estos momentos.
Por eso quiero destacar 7 puntos:
1.- Concepto de Digital.
Este concepto lleva implícito la ausencia del papel, es decir no podemos estar hablando de robótica o realidad aumentada y haciendo brochures en papel o guardando las especificaciones (si las hay) en papel. Hablamos con mucha solvencia de la gestión documental y nos parece una asignatura aprobada de sobra, sin embargo, creo que, junto con las mediciones o métricas, es el talón de Aquiles de muchas empresas.
2.- Concepto de Transformación Digital.
Aquí soy tajante y repetitivo, la Transformación digital no es el nombre de un departamento, o el de un servicio nuevo, es el nombre de la época que nos ha tocado vivir, es el nuevo Renacimiento y tenemos la suerte de vivirlo en primera persona.
He visto como muchas empresas se han cargado la Calidad y la Innovación creando departamentos y servicios con esos nombres. Estos igual que la transformación son actitudes, son formas de comportamiento que todo profesional debemos tener innato en nuestra personalidad.
3.- Protagonistas digitales.
A veces se habla de nativos digitales y nativos analógicos, y muchas veces se hace de manera despectiva sobre todo hacia los segundos. Pues bien, todos estos nativos analógicos además nos ha tocado ser Protagonistas digitales, es decir no hemos nacido con el Tablet debajo del brazo, pero tenemos la obligación de usarlo de manera cotidiana. Punto.
4.- Despistados digitales.
Me parece bien ir de “modernos” o de “simpáticos” presumiendo de estar hartos del móvil o de no usar las redes sociales. Presumir de que “somos más amigos” si no usamos Facebook o pensar que linkedin no es una herramienta que nos puede ayudar a mejorar nuestras relaciones laborales. Está bien, pero sólo demuestra miedo o ignorancia, porque nos hace “mirar para otro lado”, y el futuro está delante de nosotros no en nuestra espalda. Esta bien que los jueves veamos “Cuéntame como paso”, y suspiremos por tiempos “que pensamos que fueron mejores” (gran engaño), la vida va hacia adelante, y el futuro se sitúa en Netflix.
5.- Ojo a la Transformación.
Transformación supone aceptar el cambio y trabajar nuestras Competencias y Habilidades, esas que se supone que nos enseñaban en casa esos maestros ineptos que solo se han preocupado de que aprendiéramos de memoria la tabla periódica. El conocimiento es importante, sin lugar a dudas, pero si no lo sabemos aplicar, si no sabemos cómo compartirlo no nos servirá de nada. Haciendo las cosas de la misma manera obtendremos los mimos resultados.
6.- El cambio.
Que miedo da esta palabra, por eso abandonamos la confianza en nosotros mismos y tenemos la EXPECTATIVA de que alguien nos arreglara nuestros problemas, o por supuesto que nos tocara la lotería, que para eso si que somos españoles.
Solamente con nuestro compromiso y nuestra actitud podremos afrontar el cambio, aceptarlo y cuando eso suceda aparecerán los éxitos, lo diferente, lo nuevo y entonces será posible que se produzca la transformación, no sólo digital sino personal.
No olvidemos que la crisis no ha sido solo económica, el que los ineptos de los políticos que tenemos solo nos hablen de dinero no debería esconder la gravísima crisis de valores que estamos sufriendo la humanidad. Los robots, la tecnología, los cortos tiempos, la globalización, el emprendimiento son algunos de los ejemplos que nos demuestran que necesitamos nuevas reglas. A lo mejor en vez de enseñar a los jóvenes primero tenemos que desaprender, pero para eso hace falta humildad.
Y 7.- Excusas.
No nos faltaran paradójicamente a que muchas personas que no saben usar las redes sociales o que las desprecien cuelguen vídeos nostálgicos recordando que bonitos eran esos momentos de jugar a la pelota en la calle, jugar al churro, beber a morro de la fuente y demás cosas de nuestra infancia.
Desde luego es bonito recordarlas, pero también recordemos que eran épocas en que la mujer era un cero a la izquierda, en que debías de hacer lo que tu padre dijera te gustara o no, en que casi era imposible moverse de tu ciudad, en que desconocías que pasaba fuera de tu país…
No nos olvidemos que todos vamos hacia la misma dirección, sólo que cada uno por un camino diferente, no es posible que en un mundo donde hay tantas maravillas sea tan malo.