Social Media

Parece que las empresas, en general, están intentando introducirse –a toda costa- en las redes sociales, como forma de llegar a sus potenciales clientes, y dar a conocer sus productos y servicios de manera eficaz. Desde esta bitácora ya alertamos sobre el detrimento de la información estancada de la web, en favor de la interacción y el feedback que se consigue a través de las redes sociales.

En cualquier caso, parece que las empresas no acaban de comprender ciertos aspectos esenciales que deberían tener en cuenta. Mucho se habla de Social Media, SEO, marketing social, virales etc. pero muy pocos saben conjugar los elementos necesarios para que su actividad resulte medianamente atractiva al usuario. El problema es que aburren soberanamente. Les pongo algunos ejemplos:

Grandes empresas, -con importantes partidas destinadas a marketing-, siguen contratando becarios para que lleven su comunicación corporativa. Hay dos grandes problemas en este sentido: 1º La comunicación de una empresa no tiene nada que ver con el número de amigos que tengas en Facebook. Es algo bastante más serio. 2º Si confías tu comunicación a alguien que carece de experiencia, y desconoce el funcionamiento de una empresa, tan sólo conseguirás que repita consignas como un papagayo. No podrá ofrecer información interesante al usuario, ni interactuar con él. Tan sólo emitirá mensajes repetitivos, que terminarán por comprometer y difuminar la atención de los seguidores -actuales y futuros.

El objeto de la comunicación en social media debe integrar una doble perspectiva: ofrecer información lo suficientemente interesante para generar debate y fomentar una respuesta, y que esa información sea susceptible de ser compartida para aumentar su difusión. Al fin y al cabo, esa es la única forma de obtener lo que antes era el “sancta sanctorum” del marketing: posicionamiento. Obtener un posicionamiento adecuado es, -sin duda-, una de las partes más importantes también en Social Media. Recuerden que no sólo hay que ser bueno; también hay que parecerlo. No se mide el éxito en función de la cantidad de seguidores; sino en orden a la calidad de los mismos. Una recomendación de alguien con fuerte peso específico en nuestro sector, es siempre mucho más importante que contar con 60.000 fedayines eventuales, a los que les gusta tu marca de cerveza, o les puedes mentir hablando de responsabilidad social corporativa, porque ni siquiera saben lo que es -ni les interesa. Utilizar futbolistas o famosos sólo funciona durante un tiempo: el que tarden en perder su próximo partido, o dejar de ser socialmente modélicos. Es una apuesta a muy corto plazo; allá los que decidan seguir por esta vía. Al final, lo que debemos conseguir es que ese posicionamiento se mantenga con regularidad. Lo demás es “pan para hoy…”

Pues bien; mi consejo es claro: procuren compartir de forma amena, interesante y poco repetitiva. Aunque parezca un contrasentido, el volumen de información hoy es tan grande, que ser tedioso y repetitivo es lo más fácil del mundo. Tendemos a buscar información novedosa a través de las redes sociales. Eso implica dedicar muy poco tiempo a cada mensaje. Cuando el enunciado de un mensaje nos suena, nuestra tendencia es pasar inmediatamente al siguiente, sin reparar en mayores consideraciones. Sólo la sorpresa ante la novedad puede despertar el interés de alguien acostumbrado a leer cantidades ingentes de información diaria. Es algo así como cuando has corregido cientos de páginas a lo largo de tu carrera. No lees; pasas la vista por el renglón, y te detienes sobre lo que te llama la atención (que, -habitualmente-, suele ser un error). Les confieso que mucha gente cree que –como editor- he leído cientos de libros. Les aseguro que muchos menos de los que he corregido. Acabar como D. Quijote no está entre mis principales antojos.