Si vamos al diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, y buscamos la palabra, “Paradoja”, veréis que nos encontramos con la siguiente definición: “Idea extraña u opuesta a la común opinión y al sentir de las personas”.
Idea extraña; opuesta a la común opinión… ¿qué fuerte, no? A la vista de esta definición tan dura, suponemos que en nuestro día a día la paradoja no tiene lugar. Sin embargo, amigos, creo que estamos equivocados.
Como demostración sencilla, sería muy fácil volver dos o tres semanas atrás, y recordar a la mayoría de mis amigos y amigas que pensaban que los grandes del fútbol español (Real Madrid y Barcelona) eran los equipos que nos iban a representar en Europa este año y, -mira por donde-, resulta que al final nos han representado dos equipos españoles rojiblancos. Y el ganador ha sido el Atlético de Madrid; el único equipo español que este año ha ganado algo en Europa.
Podía seguir con el ejemplo también deportivo de Fernando Torres, que estaba acabado pero que, -paradójicamente-, ha ganado la copa de Europa y está en la selección, de nuevo, en la presente Eurocopa.
Pero como he dicho antes, estos ejemplos son muy sencillos para mí. Quiero meterme un poco más de lleno en las paradojas que día a día vivimos en nuestra profesión y en nuestras empresas.
Cuando tenemos que recordad a alguien la importancia de las pruebas y del tiempo que se han de dedicar a ellas, suelen tratarnos de teóricos, y de gente que no aterrizamos las ideas. Sin embargo, cuando el cliente nos “manda a paseo” o nos empiezan a salir incidencias de errores no previstos, paradójicamente hacemos una auditoria para ver como podemos mejorar el proceso de pruebas.
Cuando explicamos la importancia de una gestión de la configuración, volvemos a ser tratados de aburridos y teóricos nuevamente. Sin embargo, cuando hay una perdida de información, o se nos va una persona del equipo por no cumplir lo prometido con él, y nos debemos de pasar días y días enteros tratando de repetir su trabajo, paradójicamente pensamos lo bueno que hubiera sido tener una copia almacenada de la ultima versión de su trabajo.
Cuando hacemos la planificación del proyecto y, para que nos salga más barato quitamos horas a la calidad pensando que somos perfectos, y nos damos una castaña de cuidado con el proyecto y con el cliente al que posiblemente perdamos, paradójicamente pensamos en lo bueno que hubiera sido hacer una planificación más formal y seria de lo que la que hicimos.
Diariamente, cuando perdemos dinero y vemos que el cliente esta a punto de echarnos de la cuenta, no podemos parar para hacer una auditoria y aprender de que cosas estamos haciendo mal. En ese momento, decimos que tenemos mucho trabajo y que no podemos perder el tiempo en tonterías; además, ponemos esa cara de “cazurros” que nos caracteriza cuando intentamos dar más valor y coraje a nuestras palabras. Cuando el cliente nos echa, paradójicamente, nos contratan una auditoria para ver dónde estaban los errores y corregirlos.
Cuando el cliente nos pide que le demos una charla de un tema que no sabemos y, en vez de decirle que no o que no tenemos esa solución, y buscamos a alguien para que “cargue con el marrón” o -lo que desgraciadamente está siendo habitual-, tratamos de engañar al cliente, y -claro está- nos la volvemos a dar. Paradójicamente, pensamos que deberíamos haber madurado un poco más la acción y que, quizás con la verdad, nos hubiera ido mejor.
Y qué os parece cuando todos los días nos estamos quejando de nuestro trabajo, diciendo más o menos que queremos dejarlo, que no tenemos tiempo para tomarnos un café, que estamos hartos, y llega un compañero y te invita a comer, o a tomar ese café o te propone romper la monotonía del trabajo con una comida y –paradójicamente- tú le dices que no puedes porque estas muy ocupado con ese trabajo que tanto dices que te agobia.
Y cuando te viene ese compañero desesperado porque su jefe le maltrata, al cual no soporta más, llega destrozado pidiendo ayuda y vas tú y le dices: “pues te voy a poner en contacto con una persona que te puede ofrecer otro trabajo…” y –paradójicamente- te empieza a preguntar: Pero, ¿y qué voy a hacer con tu amigo? Y ¿cuánto cobraré? ¿Lo mismo?
Amigos, la vida es paradójica; -pero que muy paradójica- y, aunque no nos demos cuenta, estamos pidiendo algo quejándonos. Cuando nos dan solución, decimos que no.
Resulta paradójico tener soluciones a nuestro alcance y no cogerlas. A lo mejor es que estamos muy a gusto en nuestra zona de confort, con nuestros problemas y con nuestros monstruos, y lo único que realmente queremos es quejarnos.
Como dice mi mujer: “Tendríamos que hacérnoslo mirar”.
Regla nº44: ”Cuando se te queda la mente en blanco, lo ves todo negro. Paradójico, ¿no?”.
Muy buena radiografía de muchas de las paradojas que nos encontramos día a día. Creo que las personas tenemos un punto masoquista, unos mas desarrollados que otros y mucho miedo a salir de la zona de confort. Desde luego tu mujer tiene toda la razón….
Muy buena radiografía de muchas de las paradojas que nos encontramos día a día. Creo que las personas tenemos un punto masoquista, unos mas desarrollados que otros y mucho miedo a salir de la zona de confort. Desde luego tu mujer tiene toda la razón….
Muy buena radiografía de muchas de las paradojas que nos encontramos día a día. Creo que las personas tenemos un punto masoquista, unos mas desarrollados que otros y mucho miedo a salir de la zona de confort. Desde luego tu mujer tiene toda la razón….
Muy buena radiografía de muchas de las paradojas que nos encontramos día a día. Creo que las personas tenemos un punto masoquista, unos mas desarrollados que otros y mucho miedo a salir de la zona de confort. Desde luego tu mujer tiene toda la razón….