Hace unos días, con motivo de la Navidad tuve la ocasión de comer con un grupo de amigos que no nos habíamos visto mucho durante el año. Cómo es típico cada uno contó sus aventuras tanto personales como profesionales; y de entre todas hubo una que me hizo recapacitar, como me ocurre muchas veces hablando con mis amigos, para escribir un Post.
Este amigo me contaba cómo había pasado el año peleando con uno y otro proyecto; sacando adelante ideas y pequeños proyectos que le van a permitir este año acometer nuevos desafíos. Cuando él nos lo estaba contando, nos hablaba de la cantidad de cosas que diariamente tenía que realizar, y lo hacía con tal ilusión que nos tenía a todos absortos en su exposición.
Cuando terminó, fue el único momento en que se puso un poco más serio, porque nos decía que le faltaba tiempo y que debía conseguir nuevos clientes, o en el peor de los casos ampliar sus actividades con los que ya tenía. En ese momento yo le comenté que él siempre está trabajando y que debía relacionarse más con los clientes, hacer “networking” como dicen ahora, incluso le disparé a toda la cabeza y le dije: “tienes que ser más pelota”.
Fue en ese preciso momento cuando me miró muy seriamente y me dijo: “Domingo, no tengo tiempo para ser un pelota”, nos quedamos en silencio y a los pocos minutos todos estallamos en una gran carcajada, la frase nos hizo pensar y reír, porque en ese momento nos dimos cuenta de que éramos un grupo de “currantes”, de personas que a nuestro años seguimos involucrados en los proyectos, personas que todavía nos gastamos dinero en compradnos libros de los que tan solo leemos uno o dos capítulos y le sacamos provecho.
Somos un grupo de personas que nos seguimos ilusionando pensando en hacer eventos o presentaciones donde una vez más vamos a seguir recordando lo mal que se hace software en España, o lo necesario que es respetar y usar la Calidad. Somos emprendedores nativos, porque si no podemos hacerlo en empresas establecidas, nosotros mismos creamos nuevas empresas para hacerlo.
Financiamos ideas y las llevamos a cabo, buscamos continuamente nuevas formas de pensar o hacer las cosas, tratamos de ilusionar a nuestros clientes y sobre todo: disfrutamos. Estamos enamorados de nuestra actividad, de nuestro trabajo.
Derrochamos pasión y a veces la contagiamos, discutimos y debatimos pero buscando soluciones. Y observamos atónitos como a nuestro alrededor desfila un grupo de ignorantes increíble, que nos admiran, que se juntan a nosotros, pero que a la hora de imitarnos miran para otro lado.
Personas, extraordinarias, que llegan lejos en sus organizaciones, aunque para ello abandonen sus valores y sus creencias firmes; personas que anteponen el dinero a los ideales; y por favor no saquen de contexto esta frase.
A mí también me gusta el dinero y además lo necesito, pero quiero conseguirlo como consecuencia de hacer algo positivo, algo de utilidad a la sociedad, no conseguirlo porque sí.
Evidentemente estas personas no llegan al nivel de los sinvergüenzas que desgraciadamente vemos en las televisiones, pero están en su camino, en la misma dirección; por eso no se produce el cambio ni la revolución.
Decimos unas cosas, incluso las pensamos, pero la hipoteca y el confort nos lleva a actuar de otra forma bien diferente, nos quejamos de la crisis pero los locales están llenos, tenemos buenos coches, la nevera a reventar y tenemos vacaciones continuamente. Pues en la empresa pasa lo mismo hablamos, decimos pero luego “hacemos la pelota” para llegar a final de mes y cerca de nuestro “ídolo”.
Idiotas: esos ídolos que adoráis son de barro, y están cayendo diariamente. Busquemos el conocimiento, el compromiso y el ejemplo en nuestros líderes, sigamos y trabajemos para aquellos a los que nos gustaría parecernos, pero no para esos mercenarios que el destino nos ha puesto temporalmente.
Pasemos a la acción, solo así podremos conseguir el cambio.
Ramiro, Antonio, Juan Antonio, me encanta ser vuestro amigo.
Regla nº112 “Prefiero caer entre los buitres que entre las garras de los pelotas, porque los buitres sólo acaban con los difuntos, y los pelotas devoran a los vivos”.
Tan acertado como siempre.
Por puntualizar, creo que el nivel de sinvergonzonería de algunas de estas personas extraordinarias es muy similar al de los que salen en la tele, la única diferencia está en las posibilidades de explotar esa idiotez devoradora.
Un abrazo grade (si, esto es un poco de peloteo)!
Os adrezco el compartir con todos nosotros toda esta interesante información. Con estos granitos de arena hacemos màs grande la montaña Internet. Enhorabuena por esta web.
Saludos
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Me ha encantado vuestro post y me ha sabido a poco pero ya sabeis lo que dice el dicho «si lo bueno es breve es dos veces bueno». Me gustara volver a leeros de nuevo.
Saludos
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