Un Mito llamado Liderazgo

Últimamente, a raíz de leer diversos artículos sobre liderazgo y empresa, creo que se empiezan a confundir conceptos sobre lo que constituye la esencia misma del liderazgo. Muchos autores identifican la esencia del líder con el hecho de haber conseguido una determinada posición socioeconómica, o por la capacidad de generar opinión favorable, al haber sido precursores de alguna tendencia en cualquier sector: moda, música, diseño, cine etc.

Entiendo que el verdadero liderazgo debe trascender a lo que, en determinados casos, no deja de ser un “golpe de suerte”, o un trabajo de comunicación eficaz. Esencialmente por dos razones: la primera porque el verdadero liderazgo implica compromiso. La segunda porque el liderazgo conlleva responsabilidad. La verdadera condición del líder no es conseguir más seguidores, sino generar nuevos líderes. El hecho es que estamos confundiendo conquista, riqueza, suerte, glamour o poder con liderazgo. Son factores relacionados; pero no necesariamente identificativos con la condición de un líder. Ostentar poder, o poseer riquezas, no implica ser un buen líder. Tampoco se genera un líder por ser el resultado de una campaña de marketing de éxito.

Entre todas las personas influyentes que he conocido a lo largo de mi carrera profesional, -escritores incluidos-, creo que tan sólo he podido identificar un par de auténticos líderes. Por supuesto, no voy a mencionarlos; probablemente porque alguno de ustedes no estaría de acuerdo, y no tengo interés por entrar en polémica sobre las cualidades de nadie. He conocido muchos más mitos que líderes; -eso se lo aseguro. Aun así, tampoco creo que la intención de un escritor o un empresario sea la de convertirse el líder; sino la de recibir cierto reconocimiento a su trabajo.

¿Existe la formación para el liderazgo? Mi amigo Jesús Vega, ex-director de RR.HH. de Zara (Grupo Inditex), contempla en su libro “La Empresa Sensual”, la figura del líder desde una perspectiva de formación para el liderazgo:

“En ese sentido, las Escuelas de Negocios son especialmente culpables. Enseñan a ser “seguidores”. La teoría del caso empuja a resolver problemas en función de patrones pasados. ¿Estamos preparando líderes para el futuro? ¿En robots que reproducirán errores del pasado? Miren; cuando la realidad se presenta no viene con el manual de instrucciones bajo el brazo. La realidad es mucho más cruel. Es como o decir que estamos preparados para correr si nos asaltan porque hemos jugado a un juego de simulación en el PC. Solo si estamos preparados para correr o para afrontarnos a los ladrones podremos salir del caso. En este mundo hay que elegir entre los reproductores y los compositores. Los Máster estudian el pasado. Es contradictorio. Es visitar el Museo Antropológico: Enron. Muchas veces cuando se analiza a las empresas de éxito, se estudia a las que lo han tenido. No a las que lo tendrán”.

Quizá, tras conseguir el éxito, lo que deberíamos aprender es a digerirlo. Asimilar el éxito es tan complicado como conseguirlo; y tan sencillo como perderlo. Todo es parte del mismo juego: aunque siempre lo importante es participar.

 

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