Las Organizaciones

No tenía claro cómo empezar este Post en donde quiero hablar de las empresas en las que trabajamos profesionales de las TI (Tecnologías de la Información). Pero el concepto empresa, en sí mismo, no me gusta porque me suena a empresario: a personas que trabajan para otra persona. Otra palabra a usar es Compañía, cada vez menos usada gracias al inglés. La que a mí más me agrada es Organización. Me entusiasma decir que trabajo en una organización, o que estoy haciendo un trabajo para una organización.

¿Por qué? Pues muy simple. En principio creo que trabajo con personas organizadas; personas que producen servicios o productos de manera organizada, con unos métodos o procesos conocidos y que funcionan con un orden.

Todos, absolutamente todos, trabajamos en ese tipo de empresas. Al llegar a ellas nos enseñan o cuentan un organigrama; hay una manera de trabajar, tenemos que cumplir unas normas (horarios, lugares de trabajo incluso vestimenta en algunos casos). La empresa está divida en departamentos con sus responsables, con sus objetivos, con sus planes estratégicos… En fin, un primor.

Evidentemente, algunas cosas no funcionan siempre bien. Pero en eso consiste nuestro trabajo: en solucionar los problemas o retos que a diario se nos presentan, o nos traen nuestros clientes. En definitiva, una gozada. Hasta que es necesario mecanizar o automatizar esa  gozada.

Y lo cierto es que no lo entiendo: ¿por qué, si tengo que incluir un departamento de marketing en mi organización, el presidente no  va a dudarlo, y va a poner a ese responsable de marketing dentro del consejo de administración, y va a involucrar a ese departamento en la consecución de los objetivos de la empresa? Y hago un inciso: al director financiero le va a parecer bien y lógico.

Pero qué ocurre si el mismo presidente necesita informatizar su empresa. ¿Va a poner al director de informática en el consejo? Y lo más surrealista: el director financiero, ¿dónde va a situar a este señor y su departamento?

Lo normal es que la informática, o bien se subcontrate fuera, pensando que lo van a hacer mejor y más barato (¡JA! Ya hablaremos de esto…), o situara a “los informáticos” como un servicio dependiendo, generalmente, del financiero… O incluso de RRHH.

La gran incultura de los directores financieros, que son incapaces de valorar todo aquello que no entre dentro de un balance o de una hoja Excel, o el poco -por no decir nulo- caso que muchos consejos de administración hacen a la calidad de la información y los datos que maneja la empresa, llevan a crear departamentos de informática orientados a “salir del paso como sea”.

Si a esto le añadimos la nula formación que un ingeniero informático recibe sobre empresa, así como la escasa formación que un economista recibe sobre tecnología, hace una lucha de poderes que torpedea internamente el funcionamiento de muchas organizaciones.

Ya desde hace tiempo se viene usando el concepto de buen gobierno en las empresas; yo no voy a detallar nada sobre este tema siendo amigo de Miguel García que tiene un Blog extraordinario donde explica este paradigma, y que les recomiendo. Lean http://gobernanza.wordpress.com/ Pero si les voy a dejar el concepto, ya que es absolutamente necesario para empezar nuestros trabajos.

Si amigos; muchos informáticos piensan que los proyectos empiezan con la planificación o con la toma de requisitos y no es así. Para que una organización pueda gestionar correctamente sus Tecnologías de la Información, deben estar asentados de una manera totalmente robusta.

Deben estar alineadas con el negocio. El director de TI debe saber del “Negocio” y, por lo tanto, formar parte de los consejos de administración. Debe existir una cartera de servicios, o un portfolio, -como lo quieran llamar-, para que a partir de un método de peticiones correctas se pueda establecer una gestión de la demanda, independiente de intereses mezquinos y departamentales, aportando valor a la empresa, analizando los riesgos no departamentales sino empresariales, para que todo esto permita a los responsables priorizar sobre lo que es importante para la empresa y para sus clientes.

A partir de ahí es donde empezaran las carteras de programas y proyectos de los que, -tranquilos-, hablaremos muy pronto.

Los partidos de futbol no pueden jugarse, y menos ganarse, mirando el marcador todo el tiempo; ya sé que estamos en crisis, y que no hay dinero. Pero, en cualquier época, de la historia de la humanidad ha sobrevivido lo bueno: los mejores, los que han hecho cosas con calidad. No podemos seguir dejando las decisiones en personas que solo usan las hojas de cálculo como escudos ante cualquier brisa de innovación o de bien hacer.

Si trabajamos en organizaciones debemos estar organizados, y los departamentos de TI son uno más: ni el más importante ni el creador de todos los males, y esos intangibles que los “cuentagarbanzos” de nuestras organizaciones, son incapaces de poner en sus balances. Hay que exponerlos y venderlos como productos que aportan valor a la empresa (véase el “IT Value”) y qué hace que nuestros clientes nos compren.

Regla nº5:” El ganador en una carrera de ratas, sigue siendo una rata”.

 

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