Todos los días, quién más y quien menos, andamos con quejas continuas: “no me suben el sueldo”, “que malos son los políticos”, “el del banco es un tal”, “mi jefe no me quiere”, “el trabajo es una porquería”, “no sé donde vamos a llegar”, y así podría llenar varias páginas.
Siempre ha sido fácil recoger quejas, pero ahora mucho más; sin embargo, no nos damos cuenta que -con más o menos esfuerzo- todos esos temas que aparentemente nos ahogan los podemos cambiar. Podemos cambiar de trabajo, de profesión, de casa, de ciudad, de pareja, incluso de religión, partido político, o incluso equipo de futbol, que parece ser lo más difícil de cambiar en una persona según estudios científicos.
Pero amigos, no nos equivoquemos, hay una cosa que no podemos arreglar ni cambiar: y eso es la muerte.
Cuando la muerte aparece en nuestras vidas y con su trágico zarpazo nos toca, la sensación de frio y soledad que nos deja supera con creces el aparente dolor de nuestro muestrario de quejas y llantos diarios. Es en ese helado y preciso momento cuando hacemos rápido balance y, generalmente, nos damos cuenta de lo idiotas que somos la mayoría de las veces. Y no sólo eso, puedo añadir adjetivos como egoístas, ignorantes, vulnerables o débiles que es, en realidad, como nos comportamos. Aunque no nos reconozcamos.
Precisamente es ese golpe que sólo una cosa tan grave como la muerte puede darte para que hagamos ese análisis de conciencia.
¿Y por qué no cambiamos a pesar de eso? No lo sé, amigos; realmente no lo sé. Supongo que porque somos seres humanos y lo que hacemos es reflexionar unos días, enterrar a nuestros amigos o parientes que nos han dejado y, al cabo de una semana, volver a nuestra queja diaria.
A veces, el ejemplo de la persona perdida nos puede ayudar a no comportarnos de esa manera y a ver la vida de otra de forma distinta; incluso siempre he defendido que la verdadera manera de honrar a nuestros seres perdidos no es rezándoles todo el día, o llevando luto por ellos, sino que la verdadera manera de honrarles es comportándonos como a ellos les hubiera gustado que nos comportáramos: igualándonos a ellos y haciendo esas cosas que nos gustaba de ellos o, -por supuesto- completando y siguiendo con el estilo de vida o proyecto que ellos llevaban.
Sé que es muy duro, pero podéis haceros durante 30 segundos la siguiente pregunta: Si yo faltara mañana y pudiera ver como queda todo desde la otra vida ¿qué me gustaría ver?
¿Me gustaría ver a mis seres queridos o a mis compañeros y amigos llorando por mi?, ¿me gustaría verlos amargados todo el día?, ¿me gustaría ver que dejaran de reír o de ser felices?… ¿Me complacería ver que pensando en mi sus vidas se paraban?… o ¿me gustaría ver que a pesar de la pena de no tenerme con ellos, salían hacia adelante?, ¿me gustaría ver que mi pérdida, precisamente, les servía de acicate para quitarse muchas de esas tonterías que a diario nos hacen perder el tiempo?
Sí; desgraciadamente la muerte toca nuestras vidas y perdemos a un ser querido. Desde el dolor más profundo de nuestro ser, debemos aceptar que la vida sigue y que, lejos de venirnos abajo, es precisamente en ese duro momento cuando lo mejor de nosotros y la imagen del ser perdido nos debe ayudar a seguir luchando por una vida mejor, por un trabajo mejor, por una sociedad mejor.
No me acuerdo bien de dónde lo leí y de quién lo decía, pero recuerdo una frase que más o menos comentaba que cuando nacemos todo el mundo ríe y nosotros lloramos, pero que cuando morimos todo el mundo llora y nosotros reímos. Julio Iglesias decía que la vida sigue igual: “unos que llegan, y otros que se van, la vida sigue igual”, pero yo creo que los que se van dejan algo en nosotros que tenemos la obligación de hacer perdurar.
Este Post se lo dedico a la memoria de mi compañero y amigo Daniel Torres, que esta semana nos dejó. Siempre que tuve una reunión con Daniel, independientemente del resultado, me regaló una sonrisa. Gracias Dani.
Regla nº42: -”Maestro estoy desanimado ¿Qué puedo hacer?, preguntó el alumno. -“Ánima a otros”, respondió el Maestro.
Muy emotivo Domingo. Descanse en paz Daniel!!
Muy emotivo Domingo. Descanse en paz Daniel!!
Muy emotivo Domingo. Descanse en paz Daniel!!
Muy emotivo Domingo. Descanse en paz Daniel!!
Quizá no seamos capaces de vivir pensando que moriremos. Una vida más llena de sentido pero tal vez más amarga.
Coincido en que una medida de lo que somos es la huella que dejamos en los demás.
Quizá no seamos capaces de vivir pensando que moriremos. Una vida más llena de sentido pero tal vez más amarga.
Coincido en que una medida de lo que somos es la huella que dejamos en los demás.
Quizá no seamos capaces de vivir pensando que moriremos. Una vida más llena de sentido pero tal vez más amarga.
Coincido en que una medida de lo que somos es la huella que dejamos en los demás.
Quizá no seamos capaces de vivir pensando que moriremos. Una vida más llena de sentido pero tal vez más amarga.
Coincido en que una medida de lo que somos es la huella que dejamos en los demás.
Estoy de acuerdo, parece que solo cuando la enfermedad o la muerte nos toca de cerca nos replanteamos lo que somos y hacemos…pero que pronto se nos olvida
Estoy de acuerdo, parece que solo cuando la enfermedad o la muerte nos toca de cerca nos replanteamos lo que somos y hacemos…pero que pronto se nos olvida
Estoy de acuerdo, parece que solo cuando la enfermedad o la muerte nos toca de cerca nos replanteamos lo que somos y hacemos…pero que pronto se nos olvida
Estoy de acuerdo, parece que solo cuando la enfermedad o la muerte nos toca de cerca nos replanteamos lo que somos y hacemos…pero que pronto se nos olvida
Completamente de acuerdo. Esta reflexión la hice hace ya hace 10 años cuando perdí a mi mejor amigo, y no le vi por no perderme una semana de trabajo, y justo luego a una excelente compañera de trabajo y amiga, que la maltrataron sus propios compañeros de trabajo en el último año de vida frente a una oposición a cátedra de universidad.
Yo prefiero verlo desde el punto de vista de, no cuando yo me muera, sino de cómo comportarme con aquellos que quiero mientras estamos vivos. Aquellas pequeñas cosas que proporcionan cariño, atención, solidaridad hacia tu gente querida. Efectivamente es un esfuerzo el de dar amor, pero el que siembra …
Completamente de acuerdo. Esta reflexión la hice hace ya hace 10 años cuando perdí a mi mejor amigo, y no le vi por no perderme una semana de trabajo, y justo luego a una excelente compañera de trabajo y amiga, que la maltrataron sus propios compañeros de trabajo en el último año de vida frente a una oposición a cátedra de universidad.
Yo prefiero verlo desde el punto de vista de, no cuando yo me muera, sino de cómo comportarme con aquellos que quiero mientras estamos vivos. Aquellas pequeñas cosas que proporcionan cariño, atención, solidaridad hacia tu gente querida. Efectivamente es un esfuerzo el de dar amor, pero el que siembra …
Completamente de acuerdo. Esta reflexión la hice hace ya hace 10 años cuando perdí a mi mejor amigo, y no le vi por no perderme una semana de trabajo, y justo luego a una excelente compañera de trabajo y amiga, que la maltrataron sus propios compañeros de trabajo en el último año de vida frente a una oposición a cátedra de universidad.
Yo prefiero verlo desde el punto de vista de, no cuando yo me muera, sino de cómo comportarme con aquellos que quiero mientras estamos vivos. Aquellas pequeñas cosas que proporcionan cariño, atención, solidaridad hacia tu gente querida. Efectivamente es un esfuerzo el de dar amor, pero el que siembra …
Completamente de acuerdo. Esta reflexión la hice hace ya hace 10 años cuando perdí a mi mejor amigo, y no le vi por no perderme una semana de trabajo, y justo luego a una excelente compañera de trabajo y amiga, que la maltrataron sus propios compañeros de trabajo en el último año de vida frente a una oposición a cátedra de universidad.
Yo prefiero verlo desde el punto de vista de, no cuando yo me muera, sino de cómo comportarme con aquellos que quiero mientras estamos vivos. Aquellas pequeñas cosas que proporcionan cariño, atención, solidaridad hacia tu gente querida. Efectivamente es un esfuerzo el de dar amor, pero el que siembra …
Para sentir amor hay que vaciarse del dolor por todas las pérdidas que hayamos podido tener en esta vida, llorar, chillar, desahogarse, para después perdonar, agradecer, amar y compartir con todos aquellos que nos «entienden».
Para sentir amor hay que vaciarse del dolor por todas las pérdidas que hayamos podido tener en esta vida, llorar, chillar, desahogarse, para después perdonar, agradecer, amar y compartir con todos aquellos que nos «entienden».
Para sentir amor hay que vaciarse del dolor por todas las pérdidas que hayamos podido tener en esta vida, llorar, chillar, desahogarse, para después perdonar, agradecer, amar y compartir con todos aquellos que nos «entienden».
Para sentir amor hay que vaciarse del dolor por todas las pérdidas que hayamos podido tener en esta vida, llorar, chillar, desahogarse, para después perdonar, agradecer, amar y compartir con todos aquellos que nos «entienden».