Muchas palabras que comienzan por la letra “o” son terribles: Opaco, Obscuro, oscuridad, odio, olvido… Sin embargo vamos a buscar palabras “grandes” es decir, palabras que se escriban por completo en mayúscula como OPORTUNIDAD.
Ahora vivimos una época plagada de oportunidades donde por primera vez en la historia se pueden negociar hasta la saciedad, ya no necesitas ser un estratega o tener un contenido diferenciador, solamente necesitas tenerla y aprovecharla.
OFERTAS, es otra palabra que debemos construir, la “nuestra” y buscar la del “mercado”. Tener algo que OFRECER, que aporte valor al OTRO y a la sociedad, que podamos ver el beneficio que produce nuestro servicio producto cuando es adquirido y usado por una empresa o una persona en concreto.
Para ello es necesario desarrollar nuestro OLFATO y abierto nuestros OIDOS u OREJAS para estar atentos de que hace falta ahí afuera, en el escenario donde nos desarrollamos profesionalmente a diario. Mirar hacia adelante y OLVIDARNOS de lo negativo de atrás; nos guste o no la vida siempre va hacia adelante y además, siempre está en movimiento.
Hay dos pablaras más que quiero usar aunque voy a hacer algo de trampa, es decir les voy a añadir la letra “h” delante, porque la HONESTIDAD y la HONRADEZ son características que deben figurar en cualquier decálogo de un buen profesional. Ya lo comenté hace tiempo, pero me parece muy peligroso que le mejor halago que podemos hacer de un compañero hoy en día es decir “No, si fulanito es buena persona”.
Parece mentira pero es una durísima realidad considerar que ser buena persona es algo grande, y no como pienso yo que se debe de tratar de lo mínimo, de algo que viene de serie cuando nos convertimos en persona, y ya no digo nada cuando se trata de profesionales. ¿Por qué nos debe resultar tan raro pensar que alguien es honesto u honrado cuando realmente debería ser lo normal? La excepción debería ser el canalla o el calandraca de turno que hemos conocido en la oficina.
Tuve un jefe, Fernando, que decía que en las empresas había muchos ORIUNDOS, es decir gente que necesitaba trabajar y que solamente querían un sueldo haciendo algo a cambio y que se mezclaban con los profesionales, que el definía como personas que además querían producir algo de valor. Esto es complicado de explicar, de hecho yo recomiendo leer a John Barret y su “arte de liberar empresas”; en él nos describe un ecosistema empresarial donde lo importante es identificarse primero para luego aprender a convivir con el resto de roles sociales que se pueden dar dentro de una empresa.
Fijaros que curioso Respeto no empieza por “o” pero si termina con esa letra por lo tanto voy a usarla en el Post; RESPETO hacia todo lo que se menea, quiero decir que no sólo hay que respetar al prójimo sino empezar por nosotros mismos, sin el respeto a nosotros será muy difícil saber respetar al contrario y mucho menos cuando no compartimos las mismas ideas.
Todas estas ideas y palabras hacen de la letra “O” una letra que como digo en el título del Post; es grande, muy grande. Su redondez nos hace fácilmente verla desde lejos, su tamaño nos permite colorearla de diversos tonos que la distingan de una manera diferente al resto de vocales.
Nos debe guiar en la manera de OBRAR, en nuestra manera de hacer las cosas, pero tampoco debemos despistarnos puede convertirse en una letra extraña si la ponemos al frente de ese animal tan extrovertido que se llama ORNITORRINCO; un animal diferente a todos que se adapta a vivir dentro y fuera del agua.
Magnífica idea; os imagináis que pudiéramos adaptarnos nosotros mismos a vivir en ambientes diferentes como ese animal, ¿eso nos haría más grandes o más peligrosos? Yo creo que nos haría mejores, es más creo que desde hace tiempo muchas personas hemos aprendido a vivir en nuestro mundo y fuera de el donde hay nuevas reglas y nuevas personas, nuevas ideas, nuevas formas.
¿O no?, amigos con esto termino: y ¿si para avanzar debemos cambiar en “O” por el “Y”?. Pensarlo y obrar en consecuencia. ¿Sobre qué? Sobre nuestros OBJETIVOS, que también se escribe con una “o” bien grande.
Regla nº76: “Dar siempre es mejor que recibir, pero también debemos permitir recibir; en eso consiste la verdadera generosidad».