Estadísticas y cuentos: El tesoro

Una de las cosas que más me gusta del verano son los números especiales que publica la revista “Muy interesante”. Son resúmenes algunas veces, de los mejores artículos, o bien saca un especial de preguntas y respuestas curiosas, otras veces especiales sobre temas en concreto, en fin una singularidad respecto a su publicación cotidiana durante el resto del año.
Me ha parecido una buena idea de manera que en el Proceso Social vamos a tratar de “copiarles la idea”; para ello este verano lo vamos a titula “Estadísticas y cuentos”, y durante todo el verano pretendemos publicar semanalmente en la parte de estadísticas pues algunos decálogos, ideas concretas que nos proponen sobre innovación, como reinventarnos, o como sobrevivir en el antártico.
Y respecto a los cuentos, hemos seleccionado cuatro cuentos “de los de siempre” con la idea que nos proponen algunos autores: “los cuentos sirven para dormir a los niños y despertar a los adultos”.
Espero que os guste; estas publicaciones no son originales sino que las hemos seleccionado del amplio “ofertón” que Internet nos ofrece hoy en día. Disfrutad de ellos y nos vemos a la vuelta del verano.
 
El cuento de hoy es una preciosa historia sobre “esos tesoros” que tenemos tan cerca de nosotros sin saberlo.
 
Había una vez, en la ciudad de Cracovia, una anciana piadosa y solidaria que se llamaba Izy. Durante varias noches, Izy soñó que viajaba a Praga y llegaba hasta un puente sobre un río.
Soñó que aun lado del rio, y debajo del puente, se hallaba un frondoso árbol. Soñó que el mismo cavaba un pozo al lado del árbol y que desde ese pozo sacaba un tesoro que le traía bienestar y tranquilidad para toda la vida.
Al principio, Izy no le dio importancia. Pero cuando el sueño se repitió durante varias semanas, interpretó que era un mensaje y que no podía desoír esa información que le llegada de Dios, o de no sabía dónde, mientras dormía.
Así que, fiel a su intuición, cargó su mula para un largo viaje y partió hacia Praga.
Después de seis días de marcha el anciano llego a Praga y se dedicó a buscar el puente sobre el rio en las afueras de la ciudad.
No había muchos ríos ni muchos puentes, así que rápidamente encontró el lugar que buscaba. Todo era igual que en sus sueños: el rio, el puente y, a un lado del río, el árbol del que debía cavar.
Solo había un detalle que no había aparecido en el sueño: el puente era custodiado día y noche por un soldado de la guardia imperial..
Izy no se atrevía a cavar mientras el soldado estuviera allí, así que acampo cerca del puente y esperó. La segunda noche, el soldado empezó a sospechar de aquel hombre que acampaba cerca de su puente así que se aproximó para interrogarle.
El viejo no encontró la razón para mentirle. Por eso le contó que había llegado desde una ciudad muy lejana porque había soñado que en Praga bajo un puente como aquel, había un tesoro enterrado.
El guardia empezó a reírse a carcajadas.
–          Has viajado mucho por una estupidez- le dijo. – desde hace tres años, yo sueño todas las noches que en la ciudad de Cracovia, debajo de la cocina de un viejo loco llamado Izy hay un tesoro enterrado. ¡ja, ja, ja! ¿crees que yo debería ir a Cracovia a buscar a ese Izy y cavar bajo su cocina? ¡ ja, ja , ja¡
Izy dio amablemente las gracias al guardia y regresó a su casa.
Al llegar cavó un pozo bajo su cocina y encontró el tesoro que siempre había estado allí enterrado.

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