La verdad es que si miramos al diccionario de la real academia nos encontraremos con que la palabra emprendizaje no existe; se dice emprendimiento. A mi me la enseño mi amigo Sebas (@Navaslago), a quien considero una referencia en temas de emprendimiento y desde entonces la uso porque me gusta y además hoy la necesito para explicar lo que me ha ocurrido esta semana pasada.
A través de mis socios de Avalanza (www.avalanza.com) entre en contacto con la iniciativa de Teamlabs aquí en España (www.teamlabs.es), y en concreto con Juan Freire (@jfreire) uno de sus creadores, para establecer lazos de conexión que nos permitieran trabajar conjuntamente.
Lo cierto es que la conexión entre Juan y mía fue inmediata; lógico por otra parte ya que cuando juntas a dos personas apasionadas con lo que hacen la sinergia fluye por si sola. Además la situación geográfica de los espacios de trabajo de Teamlabs no podían ser más idílicos para mi: en pleno barrio de la Latina donde yo nací y crecí. Esto no podía fallar.
Claro que desde fuera establecer una conexión entre un experto en sistemas de Calidad y un emprendedor parece que son imposibles. La ignorancia hace pensar que a un emprendedor solo le interesa la tecnología de última generación, y al experto en calidad la burocracia de una oficina.
Como bien he dicho esta creencia es fruto de la ignorancia nada más. Afortunadamente no era el caso ni mío ni de Juan.
Llevo tiempo colaborando con centros de emprendimiento, dando charlas, escuchando a personas y me doy cuenta de que hay un vacío terrible en la formación que reciben la mayoría de ellos. Estudian finanzas, calculan ROIs hacen Business CASE continuamente, modelo Canvas, comunicación en las redes sociales perfectas, definición de la marca…. Pero que pasa con su sistema de gestión.
Estos emprendedores independientemente del tamaño trabajan con procesos, muchas veces improvisados, generan documentación, que no es burocracia sino conocimiento y deben gestionarla. Miden, o deberían hacerlo para establecer un crecimiento en base a números y no a expectativas soportadas por un lenguaje aliñado de falso “coaching optimista”, y su proyecto debe ser sostenible en base a unos valores y principios robustos.
Aquí es donde aparece el concepto de emprendizaje. Teamlabs tiene desarrollado un programa denominado “Startup Processes de LEINN” donde los participantes además de aprender , emprenden. De hecho la nota de sus estudios esta íntimamente ligada a los resultados que su proyecto obtiene.
Este planteamiento solamente me ofrece una oportunidad única de colaboración.
(http://teamlabs.es/blog-teamlabs/trabajando-el-backoffice-del-emprendedor).
Han sido 15 horas intensas, productivas y creo que divertidas donde he recibido mucho más de lo que he aportado, consiguiendo crear una situación de credibilidad hacia una palabra calidad, que todo el mundo ha redescubierto o como me dijo un alumno he reinventado.
Recuerdo que cuando comencé les di dos opciones para definir calidad:
1.- “es el arte de convertir lo fácil en difícil por medio de lo inútil, es decir, burocracia”
2.- “es el conjunto de cosas o actividades que hacemos para que un cliente que se ha gastado en nosotros se lo vuelva a gastar”
El resultado fue unánime, la opción 2 ganó por mayoría. Qué sencillo es y que fácil te lo pone el ser humano cuando le ofreces algo que le aporta valor. Quizás el trabajar con gente humilde, que está empezando en muchos casos, te lo pone más fácil que cuando trabajas con gente amargada que trabaja en una empresa gracias a la cual paga su hipoteca.
Esta claro que la vida fuera de la zona de confort, la vives de manera apasionada y por la que estas dispuesto arriesgar por crear una idea la cual te ofrece una vitalidad y una claridad de mente muy poderosa.
Desde luego esta experiencia se repetirá, aquí o donde sea, es lo de menos, lo importante es que ese aprendizaje impregne de una actitud y unos valores necesarios en esos emprendedores que desde luego cambiaran el actual ecosistema laboral y profesional en nuestro país.
Me alegro de haber contribuido a ello y deseo que ese “Backoffice del emprendedor” que es como se ha llamado al taller sea el primero de una larga serie de talleres.
Gracias Gontzi, Manu, Andrea, Olach, Lara, Gema, Maggie, Ander, kevin, Dado, Ramón, Fabio, Vivian, Pablo, Juan, gracias por todo lo que me habéis enseñado estos dos días.
Gracias a ti Domingo por tu pasión, tu juventud y tu actitud. Seguimos aprendiendo.