Posiblemente si preguntara que entendemos por generosidad la mayoría de las personas diríais que se trata de una persona que “da cosas a cambio de nada”.
Es una buena definición, sin embargo a mí me gusta una que me enseñaron en la escuela de Coaching y que decía que “una persona generosa es aquella que da todo a cambio de nada y que permite recibir también”.
Fijaros que bonita definición y que diferente de la que todos tenemos en la cabeza.
Si nos ceñimos a esta última definición posiblemente nos sea difícil reconocer a nadie de cerca de nosotros, porque gente que da a cambio de nada aunque parezca mentira hay bastantes y todos tendríamos algún ejemplo, pero alguien que permita recibir ya no es más difícil hallarla.
Yo lo tengo muy claro en mi vida, esa persona es Amelia Medina. La conocí hace casi un año y desde el primer momento su sonrisa sincera y su alta capacidad de escucha hacia todo lo que yo la decía me hicieron ver que estaba ante una persona especial.
Ella es una reputada abogada pero hace poco ha comenzado un proyecto singular:
que se trata de convertir botellas de diseño en envases de una aceite de altísima calidad, el cual puedes regalar a nivel personal o a nivel de empresa y del cual una parte de su beneficio se destina a la investigación contra el cáncer. De esta forma crea una de las pocas empresas que existen en España que pretende medir su beneficio en base al número de vidas humanas que salven anualmente.
Cuando se monta un negocio los expertos nos piden la misión y la visión de la empresa, para a partir de ahí generar una estrategia que desemboque en objetivos que hagan ganar dinero y produzcan beneficios.
Amelia hace unos años estuvo enferma y consiguió superarlo, por ello se siente en deuda con la vida, ni más ni menos, y quiere devolverle parte de lo que esta le ha dado.
Al estar cerca de estas personas hay cuatro cosas que aprendes inmediatamente:
1.- lo importante que es ser agradecido en esta vida. Dicen que es de bien nacido ser agradecido y es cierto. Nada hay más importante en esta vida que dar las gracias, desde el momento en que te abren una puerta hasta el que te salvan la vida en un quirófano.
Se puede ser agradecido “de palabra” o se puede ser agradecido “haciendo” cosas que demuestren ese agradecimiento. No vale con la admiración por las personas que nos ayudan, la mejor manera de “darles” las gracias precisamente puede ser tratando de parecerte a ellos.
2.- Ser humilde.
Cada vez estoy más convencido de que la humildad es la capacidad más importante del ser humano. Mirar desde arriba, tratar siempre de tener la razón, no escuchar, ignorar, menospreciar a los demás, a sus opiniones, a sus acciones es un acto contra natura que sólo se vuelve contra nosotros mismos.
3.- Sonreír.
Creo que no recuerdo ninguna vez que haya visto a Amelia sin una sonrisa en la boca. La sonrisa es una llave que abre cualquier puerta, nada ni nadie se resiste a una. No es lo mismo pedir cosas a la gente sonriendo que no haciéndolo.
La sonrisa además no significa poca seriedad, ni mucho menos, la sonrisa solo es signo de paz, interior y exterior. Significa alegría y ganas de hacer cosas.
Y 4.- Escuchar.
Si algo distingue a una persona generosa de otra es su capacidad de escucha, aunque estés atareado siempre tienes un rato para escuchar a otro, aunque sepas que lo que te cuenta no es del todo importante, le escuchar. Y Escuchar no es lo mismo que “oír”. Para mi la diferencia radica en que la escucha se hace con los ojos y los oídos. Hay miradas que te dicen todo cuando les estás hablando.
Estar cerca de una persona generosa como Amelia es una suerte para todos lo que la rodean, ya que estás personas “suman” y terminan atrayendo suerte y buena energía con las cosas que haces. No tengo dudas de que llegues a ser una gran empresaria el dia de mañana, lo que tengo claro es que eres una gran persona y tu proyecto te honra.
Suerte.