Las personas que trabajamos en TI (Tecnologías de la Información), manejamos con frecuencia dos conceptos: el “Front Office” y el “Back Office”. Con la primera nos referimos a lo que se ve externamente, lo que ve el usuario o el cliente cuando enciende una pantalla de ordenador o un teléfono. La segunda es lo que está “detrás”, todo aquello que hace que el sistema funcione, almacene datos correctamente, se conecte con otros sistemas.
Curiosamente este modelo o paradigma, como lo queráis definir, es exactamente igual en las personas. Todos damos una “imagen externa” que es con la que nos ven el resto de personas, y es la que se relaciona por así decirlo con la belleza. Cortarnos el pelo, quitarnos kilos de la barriga, teñirnos las canas, pintarse los labios, vestirse de una forma u otra; todo eso tiene que ver con nuestra imagen “hacia afuera”.
Sin embargo luego tenemos una “imagen interior”, más relacionada con el alma, con las emociones, con el espíritu, con nuestra manera de ser o de pensar y que, aunque parezca mentira -o mejor dicho; ilógico, no tiene por qué tener que ver con la imagen exterior.
Y digo que parece ilógico porque no tiene nada que ver que me vista de rojo, me ponga unos zapatos azules y una corbata verde y sea una persona introvertida que no le gusta llamar la atención, pues no, no me lo termino de creer. Sin embargo vivimos en un mundo muy superficial y donde la imagen tiene mucho que ver. Cuando vamos al corte inglés los dependientes masculinos siguen llevando corbata porque es un tipo de imagen seria y formal. Si tenemos que ir a que nos atienda una señorita joven y guapa la preferimos a otra no tan joven; y si queremos conseguir algo pues damos una imagen de “colegas” que a la larga se descubre falsa e interesada.
Y es curioso porque yo creo que es al revés, el interés de las personas o mejor descrito, las personas interesadas donde tienen el desequilibrio no es su imagen externa, esa hasta se descubre fácilmente, el problema viene en su imagen interna, y esa no la ves venir esa llega con las acciones, cuando suceden las cosas; ya sea para bien o para mal, no solamente me estoy refiriendo a situaciones negativas sino a positivas.
A mí personalmente me han sorprendido más este tipo de personas que las otras, aunque las decepciones son duras. Es muy difícil manejar estas situaciones en las relaciones laborales, la hipocresía y los intereses creados hacen caldo de cultivo entre personas que poseen imágenes diferentes. Yo siempre pongo el ejemplo de los perros y sus amos; nunca he conocido un perro malo con un amo bueno y viceversa, nunca he conocido un perro amable con una amo menos amable.
Sin embargo cada vez es mayor la gente que me encuentro con una personalidad afable, simpática y entrañable que a la mínima de cambio te dan un zambombazo con su manera real de ser. Quizás yo nunca he sabido gestionar bien las expectativas y resulta que espero mucho de las personas o como algunas veces digo, espero al menos lo que yo doy.
Esto no significa que la gente sea mala, ni mucho menos sino todo lo contrario, quiero decir que debemos aprender a querer o a relacionarnos con la gente como es; si hay disparidad en sus imágenes es simplemente por inseguridad; quieren dar la imagen de lo que no quieren ser y por eso la lían.
No tengo ninguna duda en que la parte difícil está en la imagen interior, si yo quiero quitarme kilos de la tripa tiene fácil solución, o si yo quiero tener un pelo más oscuro lo puedo arreglar fácilmente; pero si quiero gustar a la gente o dejar de ser un imbécil es más difícil.
Sobre todo, si no tengo nada que ofrecer, la autoconfianza en lo que “yo” se hacer o puedo ofrecer tiene mucho que decir al respecto, si mi personalidad depende de lo que hacen otros mal lo llevo.
No hace mucho pertenecía a un equipo de directivos donde la mayoría querían llegar arriba del todo y ser como era su jefe anterior, el que les había formado, el que les había dado su oportunidad; esa actitud les convertía en zombis auténticos cuya prioridad era llegar arriba, ninguno cuidaba su personalidad. Yo sin embargo era distinto, quería llegar pero seguir siendo yo mismo. ¿Dónde radicaba la diferencia?, en nuestras capacidades y en nuestra visión de liderazgo.
Yo veía una persona de la que quería aprender para mejorar, los otros no los otros querían ser iguales; su imagen externa era patética, recuerdo a uno de ellos que durante cinco años le vi siempre con el traje del mismo color (no quiero pensar que era el mismo traje), la camisa blanca (supongo que tendría varias) y eso si la misma corbata. Su imagen externa resultaba divertida incluso sin embargo su imagen interior era y es, perturbadora que no significa lo mismo que seductora ni mucho menos.
Amigos, ese “front end” sonriente, divertido y luchador tiene que corresponderse por “dentro” con una fuerza interna, una inteligencia y una perseverancia muy grande y poderosa, de nada servirá “ser guapos” si interiormente “damos asco”.
Regla nº 73: “Aunque la mona se vista de seda mona se queda”.
Domingo, parece que hubieras presagiado mis últimos aconteceres profesionales, que tienen que ver con la doble cara de las personas, con el aparentar ser de una manera y resultar ser de otra bien distinta, y con mayor impacto si cabe cuando además entran cercanías de índole personal, amistades “presuntas” de largos años (décadas, incluso).
¿Por qué somos como somos? ¿Por qué no nos mostramos exteriormente tal y como realmente somos interiormente? Este es un misterio que dejo su desentrañamiento a gente tipo Punset.
Hay algo que ha de valorarse y ser esencial en las relaciones profesionales: la lealtad personal. Si a los demás no muestras a través de tu cara lo que tu corazón siente, ¿para qué vale lo que intentamos cada día?
Un abrazo, Domingo.
Domingo, parece que hubieras presagiado mis últimos aconteceres profesionales, que tienen que ver con la doble cara de las personas, con el aparentar ser de una manera y resultar ser de otra bien distinta, y con mayor impacto si cabe cuando además entran cercanías de índole personal, amistades “presuntas” de largos años (décadas, incluso).
¿Por qué somos como somos? ¿Por qué no nos mostramos exteriormente tal y como realmente somos interiormente? Este es un misterio que dejo su desentrañamiento a gente tipo Punset.
Hay algo que ha de valorarse y ser esencial en las relaciones profesionales: la lealtad personal. Si a los demás no muestras a través de tu cara lo que tu corazón siente, ¿para qué vale lo que intentamos cada día?
Un abrazo, Domingo.
Domingo, parece que hubieras presagiado mis últimos aconteceres profesionales, que tienen que ver con la doble cara de las personas, con el aparentar ser de una manera y resultar ser de otra bien distinta, y con mayor impacto si cabe cuando además entran cercanías de índole personal, amistades “presuntas” de largos años (décadas, incluso).
¿Por qué somos como somos? ¿Por qué no nos mostramos exteriormente tal y como realmente somos interiormente? Este es un misterio que dejo su desentrañamiento a gente tipo Punset.
Hay algo que ha de valorarse y ser esencial en las relaciones profesionales: la lealtad personal. Si a los demás no muestras a través de tu cara lo que tu corazón siente, ¿para qué vale lo que intentamos cada día?
Un abrazo, Domingo.
Domingo, parece que hubieras presagiado mis últimos aconteceres profesionales, que tienen que ver con la doble cara de las personas, con el aparentar ser de una manera y resultar ser de otra bien distinta, y con mayor impacto si cabe cuando además entran cercanías de índole personal, amistades “presuntas” de largos años (décadas, incluso).
¿Por qué somos como somos? ¿Por qué no nos mostramos exteriormente tal y como realmente somos interiormente? Este es un misterio que dejo su desentrañamiento a gente tipo Punset.
Hay algo que ha de valorarse y ser esencial en las relaciones profesionales: la lealtad personal. Si a los demás no muestras a través de tu cara lo que tu corazón siente, ¿para qué vale lo que intentamos cada día?
Un abrazo, Domingo.