Sinceramente, yo creo que actualmente estamos todos un poco “tontos”, y digo tontos porque usar una palabra mas fuerte puede resultar grosero o incluso mal sonante aunque dicha palabra este en el diccionario y signifique “gili”, “tonto”, “inocente” o “cándido”.
Nos portamos a veces, como auténticos idiotas, usando palabras correctas cuando no queremos, sonriendo a una persona que nos gustaría atravesar con una espada de las que usaron en el Señor de los Anillos, o haciéndonos los interesantes reproduciendo las conversaciones que nuestros educadores tradicionales (es decir nuestros padres) nos dijeron que eran correctas y con las que nos iría bien.
Peor lo siento mucho mamá y papá, pero es que como están las cosas debo decirlo y sobre todo debo actuar de otra forma; vosotros me enseñasteis unos valores y unas costumbres para usar con gente con valores y con costumbres, vosotros o me educasteis para convivir con idiotas sin valores y donde la única costumbre es tirar para adelante y meterte en tu propio bolsillo lo que puedas, sin importarte una absoluta porquería tu prójimo.
Y el remate de la situación, viene cuando empezamos a estudia coaching, mentoring, inteligencia emocional o lo que rompe con todo la PNL, que no es un partido político sino que se trata de la programación neurolingüística, que son tendencias o escuelas muy respetables pero que si nos damos cuenta nos están contando de una forma muy sencilla, esas costumbre o valores que nos enseñaron hace tiempo para aplicar en un mundo “cuasi perfecto”.
Además estos paradigmas nos ayudan a una cosa que considero fundamental hoy en día: “recobrar la esperanza” de que puede haber algo mejor y de que nosotros mismos, no el gobierno o nuestra empresa, sino nosotros mismos lo podemos conseguir.
Ahora bien, esto no es gratis hay que “currárselo” y mucho y además un curro desagradable porque tenemos que tocar teclas olvidadas, o lo que es peor teclas que hace tiempo decidimos esconder; por miedo, por erro o porque nos dio la gana me da igual, el caso es que las escondimos y claro ahora volver a afinar nuestro cerebro cuesta y además, ojo, no “mola”.
Pero ¿Por qué digo que no mola?, pues muy sencillo porque a muchos la transformación en un estúpido les gusta, ellos lo llaman de otra forma, pero realmente se han vuelto idiotas, sin sentido, sin inteligencia, sin escrúpulos, sin responsabilidad social hacia los demás; y nadie les dice nada; perdón: nadie ¡les decimos! nada, y ahí están, dirigiendo empresas, negocios, engañando, o son trabajadores normales que también los hay idiotas, no vayáis a pensar que solo cuando llegas arriba te conviertes en tonto hay gente, y bastante que es tonta desde el mismo día que nace.
Y ahora, que los tiempos son grises y que algunas personas hemos decidido volver a buscar esos valores,, hemos decidido volver a recordárselo a la gente, en charlas, con el Facebook, escribiendo un blog, o incluso como negocio; personas que hemos decidido ser felices aunque las cosas no nos salgan como queríamos o como habíamos planeado, personas que no perdemos la sonrisa ni las ganas, aunque nuestro equipo pierda un año tras otro, personas que somos felices cuando ayudamos a otra a ver esa luz; pues resulta que vamos de “rollo alternativo”.
Hay que tener poca imaginación para hacer esta declaración, ¿Qué quieren decir con rollo alternativo?, lo de rollo no lo entiendo pero lo de alternativo si, y además lo comparto porque precisamente si seguimos haciendo lo que estamos haciendo obtendremos los mismos resultados.
Es precisamente en las alternativas donde tenemos que buscar las soluciones, o seguimos siendo responsables y serios y haciendo las cosas como “Dios manda”.
El “cambio de observador” es necesario pero no solo en la sociedad sino en las personas, cuando las personas adoptemos esa actitud en conjunto, la sociedad cambiará, pero amigos no la sociedad en la que vivimos sino la sociedad en la que nuestros hijos vivirán. A ver si nos damos cuenta y de una vez vemos que no es nuestro trabajo o nuestro sueldo o nuestra hipoteca lo que debemos salvar sino el mundo que vamos a dejar a nuestros hijos.
Y eso no es rollo alternativo, es lo que hicieron nuestros padres por nosotros, simplemente.
Regla nº63: “La crisis continua aburre: debe tener alternativas”.