El Perro Disecado

La semana pasada salí a cenar con unos amigos y, como casi siempre hago últimamente, les hablé de mi libro; de lo bien que está funcionando y esas cosas. Entonces uno de ellos, José, que es una excelente profesional además de persona y compañero, me dijo muy seriamente que él no pensaba adquiridlo; ya que el piensa que el blog es algo vivo, y que pasarlo a papel es casi un sacrilegio.

Otros amigos, sin embargo, decían que al no seguir el blog pues que tenerlo en un libro era bueno. El caso es que el debate fue subiéndose arriba; siempre en un ambiente constructivo y correcto, y fue entonces cuando una vez más José me regaló una definición que yo venia buscando hace tiempo, y que me encajó totalmente.

Su explicación, que fue contundente, fue la siguiente: “mira no me convencéis con vuestras explicaciones. Es como si mañana se muere mi mascota, y al día siguiente me regaláis el perro disecado”. Me dejó sin palabras: “Perro disecado” fue como un golpe de genialidad y que por supuesto nos hizo reír a todos. No sé si con el tiempo llegará a ser como “El Cisne Negro”, pero desde luego a mi me ayuda a identificar una situación que muchas veces me he encontrado.

Cuando un cliente me pide que le haga una presentación sobre un tema concreto, a mí me gusta buscar información; primero en libros, luego en informes y, -por último-, en internet. Una vez hecho esto trato de establecer una trazabilidad entre lo teórico y lo práctico; viendo como yo, o mi empresa, podemos llevar a cabo esas teorías aportando valor a nuestro cliente.

Pero por encima de todo trato de buscar dos objetivos: el primero es contarle lo que yo opinión y como lo haría o si es posible; como lo he llevado a cabo en otro cliente. La segunda es demostrar que esa solución aporta valor a su compañía; teniendo en cuenta que para mi ahorrar dinero o ganarlo, son consecuencias de hacer bien un trabajo, no objetivos en si mismo.

Desde luego lo que no soporto, -y aquí es donde José me ha dado una definición-, es a esos profesionales que trasladan a sus trasparencias o a sus ofertas y soluciones lo que ponen los libros, informes o internet, entregando “perros disecados” en vez de “mascotas vivas”.

Nuestras soluciones deben estar vivas, deben latir solamente así pueden ayudar a solucionar problemas. Si quiero explicarle al cliente lo que dice un modelo o un experto, le pongo la referencia y punto, pero no puedo copiar el índice de un modelo o norma, o copiar exactamente lo que dice un experto, porque eso no es lo que quiere el cliente.

Otra expresión que no soporto, es la de “aterrízame este tema”, esta es una expresión típica de “vendemotos” que piensan que sabe lo que quiere el cliente y, todo aquello que no entienden, es porque su cliente no lo quiere. Además es un concepto grosero; no obstante hay mucho “consultores robagallinas” que no es que tiene que aterrizar sus explicaciones, no ni mucho menos, no se trata de que las aterricen; sino de que se las coman y traguen sin agua para que tarden en digerirlas un par de semanas.

Las universidades, los gurús los centros de investigación o de innovación son los verdaderos responsables de inventar, descubrir, crear paradigmas y que además estén en las nubes. Una universidad no debería tratar de hacer un método que se pueda implantar directamente en un cliente final.

Somos las empresas y los profesionales de las mismas, los responsables de alinear esas teorías con la realidad del día a día en la sociedad y en las empresas. De igual forma no tiene sentido que en una empresa un consultor defina una metodología o formule una teoría.

El alineamiento entre el conocimiento y la práctica debe producirse, -pero ojo-, dando el conocimiento a quien puede tenerlo y cultivarlo y la practica a quien se supone que esta al lado del cliente.

Nuestro querido país desgraciadamente no respeta estos roles. Aquí prima el que más factura, el que más vende, y los listos -sobre todo los listos-; pero ojo, que tengan cuidado porque ahora podemos definir muy bien su porquería de trabajo gracias a mi amigo José “perros disecados”.

Amigos, identificar si estáis entregando o recibiendo productos o soluciones flexibles, vivas que huelan a nuevo; o si, -por el contrario-, nos están entregando cadáveres que huelen.

Regla nº53: “Cuando la cagas, lo que huele es tu futuro.”

 

12 comentarios en “El Perro Disecado”

  1. Domingo, muchas gracias por los cumplidos, y por tu capacidad de convertir un feedback algo troglodítico en una interesante reflexión. Un brindis por tu blog, bien vivo, y por los libros que genere 🙂

  2. Domingo, muchas gracias por los cumplidos, y por tu capacidad de convertir un feedback algo troglodítico en una interesante reflexión. Un brindis por tu blog, bien vivo, y por los libros que genere 🙂

  3. Domingo, muchas gracias por los cumplidos, y por tu capacidad de convertir un feedback algo troglodítico en una interesante reflexión. Un brindis por tu blog, bien vivo, y por los libros que genere 🙂

  4. Domingo, muchas gracias por los cumplidos, y por tu capacidad de convertir un feedback algo troglodítico en una interesante reflexión. Un brindis por tu blog, bien vivo, y por los libros que genere 🙂

  5. Me siento cercano al post puesto que estuve en la cena… pero fantástico como has utilizado la expresión para denunciar un problema creciente. Queda incorporado al vocabulario profesional desde este momento.

  6. Me siento cercano al post puesto que estuve en la cena… pero fantástico como has utilizado la expresión para denunciar un problema creciente. Queda incorporado al vocabulario profesional desde este momento.

  7. Me siento cercano al post puesto que estuve en la cena… pero fantástico como has utilizado la expresión para denunciar un problema creciente. Queda incorporado al vocabulario profesional desde este momento.

  8. Me siento cercano al post puesto que estuve en la cena… pero fantástico como has utilizado la expresión para denunciar un problema creciente. Queda incorporado al vocabulario profesional desde este momento.

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