Esta semana la Asociación Española para la Calidad celebra un congreso en el que el tema principal es la gestión de Riesgos en las TIC:
http://www.aec.es/web/guest/congresos/congresos/cstic-2012-gestion-riesgos-tic
Congreso que tengo la suerte de presentar; y en el que extraordinarios ponentes nos van a contar sus experiencias en este desprestigiado proceso que es el de la gestión de Riesgos.
No hace mucho tiempo, compartía espacio en mi oficina con un grupo de desarrolladores, -y lo que es peor-, con sus responsables; oyendo la mayoría del tiempo sus lamentaciones por la cantidad de problemas que el cliente, el proveedor, el software, las máquinas… En fin; cualquiera -menos ellos- sufrían a diario.
Nunca le oí comentar que eran cosas que esperaban o que habían planificado o gestionado; ya que, como buenos desarrolladores, ellos habían empezado con el trabajo incluso antes de firmar el contrato.
Esta situación no es nueva. La improvisación siempre ha sido una estrategia que a los ingenieros de Software nos ha gustado. Me río porque hasta recuerdo expresiones como “no perdamos el tiempo con suposiciones” o “venga que hay mucho curro”. De hecho, el problema no es que nunca se haya pensado que desarrollar una estrategia de riesgos es una perdida de tiempo, lo malo es que incluso se piensa que pensar en Riesgos es de cobardes o de gente insegura.
Y es que, amigos, confundir la cobardía con la sensatez es bien fácil. Resulta muy cómodo vender que esa persona que identifica posibles problemas que podemos tener a lo largo del proyecto es un gafe, o un triste. De hecho, en casi todas las compañías españolas de desarrollo de software, es una práctica común ganar proyectos sin tener personal capacitado, o incluso sin tener personal.
Claro está: luego los resultados son los que son, y el verdadero negocio lejos de ser productos software de calidad son aplicaciones eternamente en mantenimiento, aliñadas con palabras como “correctivo”, “evolutivo” etc.
No tengo ninguna duda de que si en una reunión de evaluación de riesgos antes de un gran proyecto, algún profesional demuestra la incapacidad de la empresa para llevar a cabo el proyecto, es despedido inmediatamente y tachado Dios sabe de que brutalidades.
Otro patinazo que las empresas están dando hoy en día con estos temas es el de pensar que evaluar riesgos es saber solamente si el proyecto nos resulta rentable y si ganamos dinero. Esto es interesante evidentemente y forma parte de la Gestión de Riesgos; pero evaluar la viabilidad de un proyecto única y exclusivamente por los beneficios que nos va a generar, solo denota una miopía empresarial que -habrá que decirlo alguna vez-, es una de las causas de la crisis que el sector sufre hoy en día.
Los pelotazos y el ganar dinero rápidamente impera sobre todo en grandes compañías, que planifican el futuro basándose en los éxitos del pasado: error clave en la gestión empresarial actual.
Por supuesto, doy por hecho que el factor humano es decir qué piensa la gente que participará en el proyecto, saber si son los adecuados, si están motivados o tiene algún problema, hablar con ellos, conocer sus expectativas, las emociones que sufren, es algo utópico.
El martes pasado compartí una mesa redonda sobre Mantenimiento del software, y precisamente salió este tema a relucir. Un directivo de una gran empresa española dijo -ni corto ni perezoso-: “hombre con la que está cayendo encima que la gente esté triste, aquí hay que currar y si no le gusta el proyecto o no lo ve viable que se vaya y deje a otro que hay mucha gente que quiere currar”.
Las crisis sacan lo mejor de nosotros pero también lo peor, y ya lo decía mi abuela: “no pidas a quien pidió, ni sirvas a quien sirvió”.
Precisamente la Gestión de Riesgos es uno de los pocos proyectos que en estos momentos más pueden ayudar a las empresas. De hecho, si se hubiera usado en los últimos años, otro gallo hubiera cantado. Pero –evidentemente- el proceso sólo no nos vale: visión, ilusión, imaginación, experiencia, resolución, empatía, negociación son algunas de las habilidades que el equipo humano de riesgos debe tener. Poner a “robagallinas” que sólo hablan de lo que venden o a laso “garbanceros” que sólo ven la vida a través de un Excel no es suficiente. Empecemos a apartar a esa gentuza, y dejar que la gente con ilusión empiece a tirar del carro adecuadamente.
Regla nº52: “Si tomas riesgos, podrías fallar. Pero si no tomas riesgos, seguramente fallarás. El riesgo mayor de todos es no hacer nada.”