El verbo planificar es peligroso. Mucha gente interpreta que -planificar- significa decir qué cosas van a pasar, en qué tiempo, y a qué precio. Claro está; luego las cosas pueden ocurrir como habíamos previsto o no. Si no fuera así, en vez de planificar, lo que haríamos sería predecir el futuro.
Estimar es un verbo que también nos puede ayudar casi como simular; son acciones que podemos hacer para planificar mejor, pero siempre teniendo en cuenta que, ni la planificación ni la estimación, son ciencias exactas.
A partir de aquí, todo lo demás son conjeturas; ya que realmente cuando vamos a empezar un viaje, lo que tenemos son ilusiones y expectativas que algo bueno va a ocurrir; nadie comienza un viaje pensando que se va a lesionar o que le van a robar la cartera en el aeropuerto. Para ello hay algo que nos puede ayudar bastante: la experiencia -tanto propia como ajena.
Si nosotros ya hemos realizado viajes previamente, tendremos una lista de buenas prácticas gracias a las cuales nos fue bien en un momento u otro. Desgraciadamente, estas prácticas -por norma general- las tenemos en la cabeza; no las hemos apuntado o escrito en ningún sitio, de manera que es muy difícil compartirlas y -sobre todo- dependen de nuestra memoria. Las experiencias ajenas también son una buena ayuda siempre y cuando sepamos escuchar, analizar e interpretarlas. A la mayoría de nosotros no nos gusta que otro nos diga que hay que hacer. Cuando alguien nos ofrece su experiencia, no sé por qué demonios nos ponemos a la defensiva, y tratamos de demostrar que -o bien eso ya lo sabíamos- o que no lo necesitamos.
El orgullo no es buen compañero de viaje. No obstante, el elemento clave del viaje es el objetivo: saber a dónde vamos y, -como vengo diciendo últimamente a todo el mundo-, para qué vamos. No es lo mismo planificar un viaje de descanso para ir a la playa, que un viaje en donde vamos a recorrer cinco países en cuatro días a una razón de dos catedrales y tres museos por jornada.
Para conseguir este objetivo es importante que dispongamos un mapa. A mi me encantan las frase con el tema de los mapas: “si no sabes dónde vas, un mapa no te servirá de nada”, “el mapa te indica el camino, pero no el motivo”, etc.
Los mapas los podemos hacer nosotros, los podemos comprar hechos, o los podemos pedir prestados. Son muy importantes. Recordad que -en la antigüedad- los mapas eran hasta robados. Habréis visto películas donde la trama era robar un mapa: –generalmente- el del tesoro.
En el verano de 2010 tenia muy claro que iba a hacer el camino de Santiago desde el mismísimo Roncesvalles hasta Santiago. Creo que compré 4 ó 5 libros y guías para ver los pueblos y ciudades donde había que parar, los hoteles dónde dormir, qué cosas había que ver, dónde comer… En fin; todo lo que buscas siempre para que el viaje sea interesante. Por mi forma de ser, me compré un cuadernillo donde apuntaba todo. De hecho creo que esos apuntes los debería de pasar a limpio para que se publicaran como “guía de viaje familiar para el Camino de Santiago”.
Sin embargo, no tuvimos en cuenta lo peligroso que puede ser invitar a cenar a unos amigos a casa. Mi mujer invitó a una compañera suya de estudios y a su marido a cenar, ya que hacia tiempo que no nos veíamos, y el rencuentro entre las dos amigas había sido muy emotivo. La cena fue bien. Hablamos de futbol, de los hijos, de los trabajos y claro yo saque a relucir mi flamante viaje a Santiago. Ellos se pusieron muy contentos, ya que durante los cuatro años anteriores, habían estado haciendo parte del Camino y -según ellos- la experiencia había sido extraordinaria; aunque lo cierto es que a mi no me animó mucho, ya que hacer ese viaje con tus padres, con tus hermanos, tus suegros, algún cuñado, -para rencontrarse internamente- pues no me ilusionaba al cien por cien.
Lo malo empezó cuando me preguntó por la duración del viaje, y yo le dije que íbamos a hacer el camino completo en 17 días. Él se extrañó, ya que ellos en cuatro años habían hecho una parte sola. La hecatombe estaba a punto de suceder. Yo expliqué que íbamos a hacer el camino completo… en coche.
Lo que vino después es un poco difícil de contar. Creo que nos llamaron herejes. Levantaron la voz varias veces; y lo que más me sorprendió es que se santiguaron dos veces como si hubiéramos quemado una imagen sacra -más o menos. Evidentemente no hemos vuelto a verlos, pero lo malo es que nos dieron tan “mal rollo” que no nos atrevimos a hacer el viaje, y tuvimos que cambiar de camino.
Ahí decidimos que íbamos a viajar, y cambiamos la figura del apóstol por la del Cid Campeador, que es más vulnerable. Vimos el recorrido y decidimos hacer tres etapas:
- Valencia,
- Castellón y
- Teruel.
Confirmamos que podíamos hacerla en coche -sin que ningún sarraceno se diera por ofendido-, y compre un nuevo cuaderno donde anotar todos los nuevos detalles de este sorprendente viaje.
Decidimos no cenar con nadie hasta el regreso.
En el verano de 2008 no tenia muy claro que iba a hacer estaban los juegos olímpicos de Beijing, y era la primera vez que iba a colaborar profesionalmente con el equipo de TI. Una vez que acabaran estos juegos, íbamos a empezar un proyecto para certificar los procesos bajo el modelo CMMI. Yo ya había hecho este tipo de proyectos varias veces, lo que pasa es que unos juegos olímpicos te dan un poco de vértigo, de manera que ese verano se presentaba tranquilo a pesar de no tener vacaciones y -sobre todo- me imaginaba que iba a aprender cosas nuevas, como siempre me ocurre en los proyectos.
Sin embargo, estando en Barcelona -que es donde esta ubicada esta empresa-, una compañera me comentó que le gustaría presentarme a un cliente suyo de una importante empresa catalana la cual estaba interesada en esos temas de calidad y certificaciones; de manera que nos fuimos a comer juntos, y a ver qué me contaban.
Comimos con uno de los directivos, que escuchaba con atención milimetrada cada una de mis palabras, contándole mis experiencias y -sobre todo- lo que yo pensaba que aportaba como valor tener una certificación de este tipo. Yo no soy consciente de ello, pero mucha gente me ha contado que cuando hablo de algo que me apasiona, mis ojos se iluminan, -pero mis palabras y mensajes también-, de manera que emito mensajes de colores a mis oyentes.
El caso es que el cliente quedó fascinado, y me pidió ir a sus oficinas para convencer a sus jefes sobre este tema, y ver si podíamos empezar ya mismo. Sus oficinas eran espectaculares; quizás una de las más bonitas en las que yo he estado nunca, y que –curiosamente- no gustaba a casi nadie.
La reunión con sus jefes fue dura. El tema de la calidad es áspero siempre; la gente se pone en guardia, y piensa que lo que le estás diciendo es que hacen todo mal. Fueron casi tres horas de reunión, pero al final conseguí darles mensajes clave que tenían que tener en cuenta:
- Conmigo, o con otra empresa, debían hacer el proyecto.
- Debíamos tener en cuenta el objetivo de mejorar lo que ahora estaban haciendo.
- Debíamos involucrar a todo el mundo posible y
- la certificación sería consecuencia de hacerlo bien no el objetivo.
Hubo que hacer oferta rápidamente, ajustar precios y convencer a mis jefes de que hacer un proyecto de este tipo, en Barcelona, seria bueno para nosotros además de rentable. No fue fácil; a veces hace falta sacar de la zona de confort -no solamente a personas- sino a la organización en sí misma.
Lo cierto es que me compre un cuadernillo para apuntar lo que nos deparaba ese nuevo proyecto; que iba a ser mucho más interesante de lo que pudimos sospechar. Nuestra planificación fue hasta navidades donde veríamos qué nivel de madurez -según CMMI- podríamos llegar a obtener.
Me encanta la similitud entre la planificación del viaje y las tareas de planificación de TI. Lo que no entiendo es por qué no has hecho el Camino, lo de tus amigos es sólo una opinión, como la mía, que es que coincido contigo y yo si lo hago algún día lo haré en coche y durmiendo en hoteles….llámame cómodo!!!!
Ansioso de ver la 2ª etapa…..
Me encanta la similitud entre la planificación del viaje y las tareas de planificación de TI. Lo que no entiendo es por qué no has hecho el Camino, lo de tus amigos es sólo una opinión, como la mía, que es que coincido contigo y yo si lo hago algún día lo haré en coche y durmiendo en hoteles….llámame cómodo!!!!
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Me encanta la similitud entre la planificación del viaje y las tareas de planificación de TI. Lo que no entiendo es por qué no has hecho el Camino, lo de tus amigos es sólo una opinión, como la mía, que es que coincido contigo y yo si lo hago algún día lo haré en coche y durmiendo en hoteles….llámame cómodo!!!!
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