Los Astrólogos de TI

Hace algún tiempo, leí una curiosa anécdota sobre un intento de otorgar validez científica a la astrología que, hasta hoy, ha sido catalogada como “pseudociencia”.

Para ello, convocaron a un eminente astrólogo y realizaron la prueba en una importante universidad, con el fin de optimizar los resultados -en la medida de lo posible. El astrólogo reunió en un aula a un nutrido grupo de estudiantes en dos sesiones: la primera para presentar el experimento y recabar los datos necesarios, y la segunda para analizar y explicar los resultados. Cada alumno aportó sus datos y fecha de nacimiento, con el fin que el astrólogo pudiera elaborar una carta astral personalizada para cada estudiante. Cada carta incluía aspectos derivados de la interpretación astral sobre la personalidad del individuo; actitudes, aptitudes, capacidades, etc.

Transcurrido el tiempo necesario, volvió a convocar a los estudiantes para repartir las cartas, y evaluar el grado de acierto sobre la realización. Entregó las cartas a cada estudiante, y preguntó:

-¿Cuántos de vosotros, -y en qué medida-, estáis de acuerdo con el contenido y la interpretación de vuestra carta astral?

Curiosamente, el 70% de los encuestados estaban bastante de acuerdo con lo expresado en su carta astral. Se sentían bastante o muy identificados con el contenido de aquella página. Tan sólo un 30% manifestaba estar en desacuerdo con lo allí expresado.

Tras escuchar sus opiniones, el astrólogo pidió que intercambiasen su carta con el compañero que tenía justamente detrás de su asiento y… ¡Sorpresa! Todas las cartas eran iguales. Todos los alumnos tenían en su poder el mismo documento.

El astrólogo era, en realidad, un científico dispuesto a desmitificar las “mancias” como teorías y/o prácticas, que tuvieran cualquier alcance científico.

Son muchas las consideraciones que pueden derivarse de esta anécdota para el entorno TIC:

La primera, es que alguien puede no ser quién dice ser; es decir, el intrusismo profesional está a la orden del día. Es el problema del exceso de confianza. ¿Son profesionales todos los que dicen serlo?

En segundo lugar, nuestra predisposición a creer en algo nos lleva a darlo muchas veces por cierto, por el mero hecho de presentar una apariencia próxima. Todos nos consideramos medianamente inteligentes, medianamente brillantes, medianamente guapos, medianamente amables, etc. Pero es en esa mediocridad donde reside el problema. Es muy fácil acertar con un individuo mediocre. Lo difícil es acertar con los gustos y el concepto que tiene un genio sobre sí mismo. Es fácil suponer que el 70% que dijo sentirse identificado con el contenido de la carta astral, estaba dentro de la media.

En tercer lugar que, si pudiéramos hacer ese mismo ejercicio con una muestra mucho mayor, y de fuera de la universidad, probablemente los resultados hubieran sido los mismos. El personal es crédulo por naturaleza. Incluso las obviedades como que las “mancias” son tomaduras de pelo, son puestas en cuestión por la mayor parte de los ciudadanos que, -aun a sabiendas-, se agarran a las creencias más absurdas para intentar explicar o mejorar sus vidas.

Se me ocurren cien consecuencias más derivadas de esta anécdota. Algunas, incluso mejores que las expuestas. Me limito a dejarles pensar en ello, y a esperar sus comentarios al respecto.

 

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