Una sonrisa, es el principio de la Calidad

“Sin Felicidad no hay Calidad. Sin Calidad no hay nada”.

Generalmente tenemos la idea de los que los orientales, y en concreto los chinos, son muy sabios.
Quien no ha usado algún proverbio chino para impresionar, o lo que es mejor, quien no ha utilizado un cuento chino para solucionar alguna situación. Yo voy a empezar este post con uno que creo viene muy a cuento aquí, y es ese que dice que “Si no tienes una sonrisa en tu boca cierra la tienda”.
La verdad es que es un proverbio muy poderoso. Ninguno de nosotros cuando entramos a comprar algo a un establecimiento queremos ser recibidos con una cara amargada o seria, una sonrisa nos invita a los buenos sentimientos, no directamente a la compra, pero es un primer paso.
Hay días que me siento un poco perplejo cuando veo a mi alrededor esa desidia mental ante la situación actual, y es que evidentemente yo puedo tener dos visiones:
puedo ver solamente la desgracia, ver que no hay dinero que no hay trabajo o bien,
puedo ver que todo ha cambiado y por lo tanto ante tal cambio todo está por hacer.
¿Saben lo que eso significa?: Pues que hay un montón de trabajo nuevo, de nuevos paradigmas, de nuevas formas de comprar y de vender, todo, absolutamente todo está por hacer.
Para mí, al igual que la educación la considero un valor atemporal del ser humano , la calidad la considero una característica básica no sólo de supervivencia, sino de crecimiento en cualquier negocio que tengamos.
Pero por calidad no entiendo certificados o normas, esos son herramientas o consecuencias del uso de la misma.

Por calidad entiendo el conjunto de actividades, acciones, tareas que hacemos las personas en nuestros negocios que consiguen que alguien que se haya gastado su dinero en nosotros o en nuestros productos o servicios lo vuelva a hacer.

Y aquí es donde tenemos nuestro reto diario, puesto que esa misión nos pertenece a todos, no sólo al dueño de la empresa, sino que pertenece a cualquier persona en el cargo o puesto que desempeñe en dicha empresa.
A partir de esta base es donde luego aparecen las palabras como gestión, liderazgo, mejora, las cuales solo pueden crecer en un terreno abonado  previamente por la Calidad.
Por la cultura de la Calidad del hacer bien las cosas, de la amabilidad y del querer mejorar continuamente. El camino de la búsqueda de la satisfacción completa del cliente y del propio empleado.

¿Y cómo hacemos eso en unos momentos como los que vivimos?.

En el que los clientes no invierten en mejorar, en que muchas personas son maleducadas, en el que dicen que no tienen dinero, aunque todos lleven unos buenos coches y teléfonos de última generación,

¿Cómo realizamos ese cambio de observador?.

Pues simplemente pensando que podemos hacerlo.
¿Se imaginan a Rafa Nadal entrando en una pista de tenis con la convicción de que va a perder el partido?.
Posiblemente si tuviera esa actitud perdería y se llenaría de razón.
-!Lo ves¡ dije que iba a perder y al final he perdido-.
No, al final no has perdido.
Has perdido desde antes de empezar el partido, porque tú has decidido perder. Cada uno de nosotros debemos decidir cómo vamos a entrar en la empresa todas las mañanas, nosotros debemos de cambiar nuestras ideas para atraer a los clientes a nuestros negocios
Nunca olvidaré la primera vez que visité Seattle y fui al Market Place, porque me habían comentado que en una pescadería bailaban y se lanzaban los pescados desde casi diez metros entre los pescaderos cuando servían a sus clientes. La gente iba a comprar allí el pescado por la ilusión y la alegría que contagiaban esos empleados, que unos meses antes iban a cerrar la tienda por falta de negocio. (a partir de esta historia se ha escrito un best seller titulado FISH).

¿Es fácil el cambio?

No, ni mucho menos. Por eso precisamente no cambiamos, nos gusta quejarnos, nos gusta llorar, y nos estamos olvidando de trabajar, de esforzarnos. Creo que nos hemos acomodado mucho a la queja y la comodidad.
Repito: “Todo, absolutamente TODO, está cambiando”.
Celebremos la noticia porque eso significa multitud de oportunidades. Salgamos a comérnoslas como hace Nadal cuando sale a jugar sus partidos. Y no solo lo hagamos por nosotros y nuestra hipoteca, sino por algo mucho más importante: por el mundo y la sociedad que queremos dejar a nuestros hijos o a quien sea. Ellos lo necesitan mucho más que un piso donde además, posiblemente no quieran vivir el día de mañana.
Dejad de miraros el ombligo y subir hasta la boca, miradla detenidamente delante de un espejo y dibujar la sonrisa más perfecta que podáis imaginar, solamente así podréis salir adelante, sino sois capaces: cerrar el negocio y poneros a un lado sin molestar a los que sí queremos sonreir.

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