La palabra Calidad no vende

“A lo largo de mi carrera profesional me he encontrado de todo: grandes profesionales, excelentes trabajadores, buenos compañeros, mequetrefes, buena gente, mediocres, vagos, soñadores….

Eso no es malo, la sociedad está compuesta por personas y “personajes” que componemos un ecosistema profesional donde la variedad precisamente, nos hace crecer o “caernos”, y nos permite aprender y avanzar también cuando nosotros queremos hacerlo”.

No es malo ser una cosa u otra, yo creo que le problema viene cuando no se dice la verdad, es decir, siempre prefieres trabajar con buena gente, pero que trabaje. Con buenos profesionales, pero de los que puedas aprender o a los que puedas aportar cosas.
Los problemas llegan cuando das con un mediocre, que suele ser vago y que encima se vende con un gran profesional.
Yo mismo me identifico como trabajador,  me gusta trabajar con gente trabajadora, y a partir de esta característica lo demás es accesorio, si encima son majos, listos y sociables mejor.
Lo que no soporto son los vagos o ignorantes y precisamente de estos voy a hablar un rato, o mejor dicho escribir.
Si tengo que seleccionar una frase que he oído repetidas más veces a lo largo de mi carrera profesional posiblemente la de “es que la calidad no vende” ganaría.
Es una frase, que incluso en boca de mis amigos me repugna, porque me demuestra una ignorancia de lo más espectacular, y explico porque.
Cualquier empresa, cualquier negocio, del sector que sea, me da igual un banco que un puesto de bocadillos, va a sobrevivir si ofrece un producto o un servicio bueno, y se va a mantener si además es capaz de mejorar con el tiempo. Por lo tanto quien reniegue de la calidad para empezar es un poco ignorante.
Segundo hacer las cosas bien lleva tiempo y cuesta dinero, si no tenemos ese objetivo claro, cualquier cosa que hagamos va a ser mala y eso cuesta mucho más dinero. Parece mentira que haya empresas y personas que vivan de la “NO Calidad”, es decir de vender cosas o servicios que no funcionan.
Ya que presuman de ello me parece indignante y que encima se les considere líderes de mercado pues que voy a decir, que no me extrañan muchas cosas que tenemos alrededor.
Pero no penséis que solo voy a hablar bien de la calidad, no ni mucho menos y es que posiblemente lo que deberíais de decir es que “LA PALABRA calidad no vende” y ahí si os puedo llegar a dar la razón.
La mayoría de los profesionales de la Calidad, tenemos una pequeña parte, algunos gran parte, de mini gurus, predicadores, dueños de la verdad. Yo he vivido y convivido con expertos en “explicar” cuando las cosas salían mal el motivo, pero que sin embargo han sido incapaces de prevenir que eso ocurriera.
Muchos expertos en Calidad estudian y miran desde la distancia, pero pocos bajamos a trabajar para comprender y adaptar las normas y técnicas precisamente a los trabajadores. A muchos les gusta “mirar”  desde su despacho para luego dar lecciones magistrales.
Por lo tanto el que esos profesionales de la calidad, no hayan realizado bien su trabajo y hayan desprestigiado la palabra y a ellos mismos, ya que la mayoría carecen de credibilidad en sus organizaciones, no significa que la calidad no valga para nada.
Y ahí es donde aparecen los miserables y buitres profesionales, diciendo casi casi que todo vale. Que hagamos las cosas rápidamente y que ellos aterrizan las ideas de verdad. Al final más mierda, más errores y desgraciadamente más negocio llamado mantenimiento.
Eso si las grandes empresas siguen refugiándose en orientación a proyectos en vez de a productos o servicios, ya que de esa manera pueden “tapar” la miseria de servicios por la que cobran un dineral a sus clientes; aunque tampoco olvidemos que algunos “grandes” clientes hacen lo mismo.
Por eso es necesario que los líderes de las organizaciones vuelvan a incluir la palabra Calidad en sus valores, y como decía aquel anuncio: “la calidad sea nuestra razón de ser”, sino seguiremos abocados a la mediocridad y a las frases baratas que solo encubren ignorancia.
La mejora continua, la agilidad, muchas de las tendencias que parece que ahora surjen nuevas no son ni más ni menos que reinvenciones de la misma palabra:Calidad. Pensar que hacer las cosas bien cuesta dinero, pero hacerlas mal cuesta muchisimo más.

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