Beneficios colaterales o simplemente tener visión

“Era el año 1974 y se estaba trabajando en una cinta titulada Tiburón. Como todos sabemos ya, la cinta iba a convertirse en el primer blockbuster de la historia años después. Sin embargo, todos estaban convencidos de que lo que hacían iba a convertirse en un desastre de épicas proporciones.
Aquello no funcionaba de ninguna manera. El tiburón daba más risa que miedo, el dinero se iba muy por encima de lo presupuestado y los plazos no dejaban de crecer. Para colmo, aquello se veía de lo más cutre. Y es que el tiburón mecánico no hacía más que estropearse y dar lástima. Ante esa situación, un jovencísimo Steven Spielberg decidía sentarse con parte del equipo y modificar la trama, de modo que el escualo casi no apareciese. El resultado era que el suspense se disparaba y se convertía en el elemento fundamental de cara al éxito de una película inolvidable”.
Hace unos años, cuando yo mismo me lancé a la idea de crear mi propia empresa, tenía claro que iba a ser el primero en hacer “outsourcing de servicios de calidad” en España. Mi plan de negocio, acompañado de mi Canvas, y mis cientos de horas “pensando” y “haciendo” así me lo indicaban.
Además, tenía lo más importante: el cliente.
Lo único que yo no tenia previsto es que dos días antes de firmar nosotros el contrato, la empresa iba a ser comprada por una multinacional francesa a la que nuestro servicio no le interesaba en absoluto, ya que consideraban que las empresas que tenían responsables de calidad, no les iban a sustituir por un servicio desconocido absolutamente y que nadie en el mundo llevaba a cabo.
No voy a decir que me puse manos a la obra con otro tema, no que va.
Me cogí un cabreo de mucho cuidado y maldije a esos franceses como si me hubieran arrebatado la final del mundial de futbol.
Sin embargo, me dieron una idea: si los que tenían ya resuelto el problema no me iban a contratar, lo que tenía que hacer es generar empresas nuevas con sistemas de calidad a los que poder ofrecer ese servicio.
Pero lo tenia que hacer muy rápido. Y así nació SEVENWEEKS, un modelo que permite en tan sólo siete semanas diseñar, implementar y certificar un sistema de gestión basado en normas ISO como la 9001, 27000, 14000, etc, de manera que nosotros mismos podamos darles el soporte sin necesidad de que ellos contraten a ningún responsable de calidad, lo cual es imposible para la mayoría.
A día de hoy que tenemos más de 40 empresas bajo ese sistema, muchas personas me hablan de suerte, de buena idea, pero muy pocas suponen esa “semana” de incertidumbre en la que vimos caer nuestro proyecto a la más oscura de las basuras.
Supongo que Spielberg pasó las mismas sensaciones que yo, pero al final apareció lo que denomino “la visión”, y que desde luego no tiene nada que ver con la tan manida “Visión y misión” de la que todo el mundo habla siempre, sin tener muy claro que es lo que dicen, o lo que quieren decir.
Me refiero a confiar en uno mismo y en sus ideas, en su sueño. En ser paciente o resiliente como parece que se dice ahora. En impedir que el billete de 5, no te deje sin ver el de 100.
Hace poco me entré que Netflix nació como un video club donde la gente iba y en vez de llevarse una película sola se llevaban la trilogía o las temporadas enteras para verlas de golpe.
Por eso siempre hay que estar atento “a lo que no se ve”, y hay que tener, como decía el Sr: Miyagi en Karate Kid, siempre un plan B que nos permita ser flexibles o mejor dicho ágiles, en caso de tener que replantear nuestra idea inicial.
Quizás es este el verdadero sentido de esta palabra.
También debemos ser menos predecibles y dejarnos sorprender a diario. La vida ya no es cuadriculada. Estamos asistiendo a la época histórica con más posibilidades de crear negocios nuevos,  y parece ser sin embargo para muchos que estamos en el ocaso de nuestras vidas.
Por cada trabajo que desaparece, aparecen dos oportunidades digitales, para las que no estamos listos, pero no de conocimiento, sino de ilusión.
Nos han educado de una manera tan cartesiana, que cuando surge el primer obstáculo, nos ponemos a llorar, sin darnos cuenta de que a lo mejor el objeto de ese obstáculo precisamente es probar cuanto estamos de convencidos de nuestro proyecto.
Abrámonos un poco al fallo, al error, seamos impuntuales, digamos alguna mentirijilla, quizás encontremos “salidas” a preguntas que el “contorno mental” que nos hemos impuesto nos impide ver el horizonte.
Sino mirad lo que le pasó a Colón, que salió a buscar un camino más rápido para las Indias, y mirad en que acabó su BENEFICIO COLATERAL.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *