Una partida de Tetris diferente

Supongo que todos vosotros alguna vez habréis jugado al Tetris, o al menos habéis visto jugar a otro. Dicen que es el juego más utilizado en ordenador de la historia, y mira que si lo ves es simple de narices.
Hay que ir bajando trozos de diferentes formas y girarlos en el aire de manera que vayan encajando unos con otros, ganado el que más volumen de piezas unidas tenga. Las piezas son de diferentes colores y tamaños, y la velocidad a la que van descendiendo, también varia en función del avance del juego.
Al principio es muy fácil, las figuras bajan lentamente y son pequeñas, lo cual nos permite crecer en nuestra construcción de manera uniforme. Sin embargo llega un momento en que bajan más rápido y aunque seguimos construyendo, hacia arriba empiezan a quedar huecos vacíos. Las piezas son cada vez más grandes, ya no caben y la velocidad aumenta. Nos vemos incapaces de seguir jugando y perdemos la partida.
Eso si, volvemos a intentarlo una y mil veces.
Yo personalmente no conozco a nadie que haya terminado el juego, es más no se si el juego en si mismo tiene fin, si vas subiendo de niveles, o ni siquiera si es posible terminarlo correctamente. Entonces ¿cuál es el objetivo real del Tetris?, ¿entretener, acabar con nuestra paciencia, ayudarnos a consumir minutos haciéndonos creer que podemos ganar?.
Son preguntas que si os dais cuenta tienen una gran similitud con nuestra forma de vida. Se nos educa desde pequeños a ser responsables, a ser honestos, a formarnos para ser gente de provecho, a estudiar para conseguirlo. Luego se trata de que con lo aprendido y estudiado aplicarlo en un trabajo. Paralelamente hacemos amigos, buscamos pareja y si tenemos la suerte de encontrarla pues empezar una relación basada también en lo que hemos aprendido donde aplicamos nuestros valores.
Hasta aquí hemos visto piezas como son la educación, los padres, los estudios, el trabajo, los amigos, la pareja, la sociedad, el hogar que más o menos tienen tamaños y colores diferentes y que nos han ido llegando a diferente velocidad.
Cuando todas estas piezas, que supongo identificamos y, con las que de una u otra forma hemos jugado o estamos jugando, nos llegan para que juguemos nuestro propio juego realmente que es lo importante:

  • ¿El tamaño de las piezas?
  • ¿Es lo mismo nacer en una familia pequeña que en una numerosa?,
  • ¿Es igual tener unos buenos padres que unos padres que se muestran indiferentes?

Que es mejor:

  • ¿Tener muchos estudios o los básicos?
  • ¿Sacar buenas notas o aprobar raspando?,

y si dejamos algunos huecos sin cubrir como pueden ser las relaciones con nuestros padres o la ausencia de estudios, eso:

  • ¿Nos permite pasar el nivel del trabajo?,
  • ¿Vamos a poder obtener un buen trabajo sin esos estudios?,

y si a pesar de no tener esa base:

  • ¿Somos capaces de ser felices?,
  • ¿No podemos ser felices sin nuestros padres, sin una pareja que nos quiera o sin unos buenos estudios?

La similitud con el Tetris da miedo o al menos vértigo.
Si nos damos cuenta ninguno de nosotros hemos jugado la misma partida, todas han sido diferentes y con resultados diferentes. Hay gente que ha crecido en el amor de una familia y de mayores no se hablan con sus hermanos, hay hijos únicos que son felices y aman a sus padres, hay personas sin estudios que con el esfuerzo han conseguido trabajos con los que salir adelante, hay licenciados y doctores que no encuentran su sitio en la sociedad. Hay gente casada con un nivel de frustración enorme, y personas solteras felices.
Por lo tanto, vemos que lo importante no son las reglas ni los estereotipos que tanto han servido a nuestros padres. Nuestra sociedad cambia a tal velocidad y las piezas que la vida nos envía son de tamaños tan raros que no tenemos tiempo para vivir la vida “como debería de ser” sino “como es”, adaptarnos lo más rápido posible a esos tamaños y a esas velocidades y dejar de preguntarnos si es justo o no, o si nos lo merecemos o no; además a diferencia del Tetris la vida tiene piezas destructivas. Por ejemplo el “game over” de la vida es diferente al del Tetris, las enfermedades, el paro, los trastornos mentales, la muerte de seres queridos son piezas de un tamaño más grande a veces que la pantalla en la que jugamos también.
Flexibilidad, alegría, visión y constancia son las utilidades que la vida nos da para sobrevivir, a lo mejor debemos de dejar de mirar y repasar tanto las reglas y usar nuestras habilidades para vivir y ganar el juego.
Un viejo conocido experto en gestión de proyectos siempre me decía queLa vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes”. Puede ser que tenga razón.

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