Mandado mails

Desde luego hay una serie de herramientas que Internet nos ha traído y desconocemos todavía su uso, a pesar de que las utilizamos frecuentemente. Quizás sea más correcto decir que las utilizamos pero no hemos creado una cultura, unas reglas comunes de uso lo cual permite que cada uno interprete como hacer uso de ellas y lo peor de todo, como deben usarlas los demás.

Esto nos afecta mucho sobre todo a los que tenemos hijos adolescentes; si os dais cuenta estamos todo el día diciéndoles que no hagan con el móvil….lo que continuamente nos ven hacer a nosotros; bueno siendo sinceros, solamente algunas de las cosas que nos ven hacer. Y es bueno que hagamos memoria, yo estoy harto de que en mitad de una charla o cuando estoy explicando una presentación, alguno de los “adultos” presentes, les suene el teléfono y sin ningún pudor me dejen con la palabra en la boca y cojan la llamada.

¿Habéis pensado como reaccionaríamos si estuviéramos hablando a nuestro hijo y de repente este cogiera una llamada y nos dejara con la palabra en la boca?, si lo vemos desde este punto de vista podemos ver claramente que a nuestros hijos solamente les estamos dejando ejemplos de mala educación, que viene desde el desconocimiento puro y duro. Desconocimiento en describir reglas de conducta; claro está a nosotros nos las impusieron y como tal pretendemos hacer lo mismo sin darnos cuenta de que tenemos nuevas generaciones muy preparadas y sobre todo con el criterio y valor para replicar que a nosotros nos faltó.

Pero si el uso del móvil entraña múltiples ejemplos negativos hoy pretendía centrarme en otra gran herramienta que tan solo hemos necesitado unos pocos años para “demonizarla”: el mail. Todavía me quedo perplejo del mal uso que hemos dado a esta herramienta, no hay curso que imparta sobre el tema que sea donde no salga la queja del mal uso que en las empresas damos al mail. Aquí lo siento una vez más, usamos la parte técnica y abandonamos la “social” la de las actitudes. Me explico.

Me vale cualquier ejemplo en el que preguntas a algún compañero tuyo: “José ¿ya tenemos solucionado el tema de las fechas del curso? (ESTO ES UN EJEMPLO). Y José nos responde: “Si ya le envié un mail”.

Analicemos esta situación:

1.- yo te he preguntado si hemos solucionado el tema de las fechas, esperando una respuesta que puede ser: “si o no”.

2.- José evade toda responsabilidad y la traslada al receptor del mail, dando por hecho que ha recibido el mail, lo ha leído, lo ha entendido y lo ha respondido.

Estoy de acuerdo que el mail nos soluciona algunos desplazamientos pero hemos creado la regla “ficticia” que un mail sustituye a una visita, a una llamada telefónica o incluso a una reunión. A lo mejor alguna vez podemos hacerlo pero en un inmenso número de ocasiones una llamada telefónica o una visita nos puede ayudar a solucionar el problema que debe ser lo más importante.

Siempre en todas las organizaciones que he trabajado me he significado porque casi nunca estaba sentado, enviaba los mails pero en la mayoría de las veces acompañaba al mismo con mi presencia. Muchos jefes y compañeros me han criticado duramente por ello, incluso algún ignorante siempre espetaba esa frase graciosa “como se nota que no tienes trabajo, siempre estas paseando”. Es curioso yo sin embargo siempre he pensado que los que no realmente no hacen su trabajo son aquellos que están sentados todos el día en su sitio.

El trabajo debe ser acción, y el movimiento es acción; estar sentado no activa la relación humana y deja una gran parte de la compresión de las comunicaciones en el aire, dando lugar a interpretaciones y creación de expectativas absolutamente falsas.

Es por ello que para alejar nuestras responsabilidades empezamos a añadir gente en copia a los mails para que en el fondo en algún momento alguien tenga que solucionar cuando son las fechas del curso.

Sé que al leer estas líneas muchos no estaréis de acuerdo, simplemente porque habéis entrado en la ruleta de la ocupación por la ocupación, es decir tengo tantas cosas abiertas y estoy tan atareado que no puedo dedicar ni un minuto a hablar o a visitar a un compañero para solucionar un tema. Es mejor dar esa imagen de persona ocupadísima que no puede levantarse del sitio, o a lo mejor es que a algunos les da miedo levantarse del sitio no sea que lo vaya a perder; el miedo nos hace muy valientes o a veces muy idiotas no nos equivoquemos.

Por mucho internet, mails o redes sociales que haya, no debemos perder el contacto humano, la comunicación “cara a cara”, ambas cosas son compatibles, no por escribir cosas en Facebook demos por hecho que no tenemos amigos. Lamento recordar a todos esos que reniegan de las redes sociales porque ellos prefieren llamar a los amigos, tomarse unas cañas, escribirles por navidad y en verano, pero luego resulta que están tan ocupados en “no sé qué” que ni llaman, ni escriben ni nada de nada, eso si es por culpa de internet,  ¡“antes” era diferente!

Regla nº120 “Si quieres ser el mejor del mundo, has de mover el culo (Ben Henderson)”

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