El esfuerzo en el proceso innovador

Esta semana Francesc Baldirá nos mezcla la pasión con la innovación, resultado: Apasionante.
La innovación. Palabra de moda, no sin motivo, por supuesto. Es ya universalmente aceptada la necesidad en nuestras organizaciones de innovar continuamente para sobrevivir. Hablemos de sus componentes.
Son diversos los factores que influyen en la innovación y sobre eso ya hay mucho escrito y más que se escribirá. Me gustaría hablar de uno en concreto que quizá por obvio se cita poco y es el esfuerzo. Obvio por su necesaria presencia en cualquier actividad que pretenda un finalizar con éxito, pero que en el proceso innovador se requiere en dosis redobladas. Me explicaré.
Creo que podemos sentirnos todos cómodos con la definición de innovación como la transformación o concreción de ideas, avances científicos y tecnológicos en productos, procesos y servicios rentables. O en términos conceptuales, como la aplicación de la creatividad en la eficiencia.
Bien, una vez disponemos de la atmósfera que ha hecho posible que brote la creatividad, observamos que necesitamos un componente práctico que sea capaz de canalizar y convertir esa creatividad en eficiencia. Es ahí dónde el esfuerzo cobra importancia vital. Y es un esfuerzo que requiere una gran dosis de convencimiento, de fe, porque será un GRAN esfuerzo que requerirá múltiples intentos, muchas iteraciones prueba-error hasta conseguir un resultado completamente pulido y eficiente.
Es éste un esfuerzo especial. No es el esfuerzo típico que, después de un plazo más o menos conocido,  tiene su recompensa en el trabajo hecho. Sabemos que habrá jornadas en que, aparentemente, no habrá habido avances y será necesario volver al día siguiente con igual o mayor fuerza de voluntad para avanzar.
Este tipo de esfuerzo sólo se realizará si existe pasión. Hay profesionales de prestigio que saben hablar del papel de la pasión en la innovación mucho mejor que yo y no me extenderé en este punto. Pero sí que remarcaré lo esencial: sin pasión es imposible el esfuerzo necesario para innovar.
Por tanto, la pasión es condición necesaria para que se produzca el esfuerzo, pero, ¿es suficiente?.
Pues no lo sé. Algo me dice que la pasión, si es suficientemente intensa, producirá el esfuerzo necesario, pero no estoy completamente seguro. ¿Existen personas muy creativas, con pasión, pero inconstantes? ¿debemos añadir la capacidad de esfuerzo constante de incierto resultado como un requisito específico del proceso de la innovación?
Sería fantástico que asegurando la pasión el esfuerzo “a prueba de bomba” estuviera garantizado. Pero ¿y si no fuera así de inmediato?.
Es un tema a reflexionar, desde luego. Pero ante la sospecha, debemos asegurarnos que disponemos de la capacidad de esfuerzo constante de resultado incierto además de la necesaria pasión.
La duda queda en el aire, abierta a debate… Así que estaré encantado de conocer vuestras opiniones al respecto.
Mensaje: ¿Es la pasión, por sí sola, sea capaz de generar todo el esfuerzo innovador necesario?

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