¿Os imagináis que alguien os pida hacer un relato basado en determinadas palabras? Si, hombre, chadle un poco de imaginación. Os pongo un ejemplo; estáis con unos amigos y os dicen: ¿a que no eres capaz de escribir una historia usando palabras como Agricultura, Cine, Inseguridad, Chileaquiles y Salidas de Emergencia? Evidentemente, es una situación irreal, absurda, en la que como mucho exista una apuesta por detrás o se trate de algún experimento científico que intente demostrar que de una situación aparentemente complicada o incluso definida como imposible, puede darse la vuelta y servir como magnifica introducción aun Post como este.
Y es que en nuestro entorno diario en nuestras empresas hacer peticiones o recibirlas es algo habitual y constante. Todo el día nos lo pasamos pidiendo o recibiendo peticiones de nuestros compañeros; pero, ¿somos conscientes de como reaccionamos y como actuamos realmente?, ¿nos hemos dado cuenta alguna vez de la cantidad de frustración y errores que se generan a partir de hacer peticiones?
Empecemos por una situación demasiado cotidiana. Nuestro jefe o cliente nos pide que hagamos un esquema de como seria la presentación que dentro de una semana vamos a hacer a la alta dirección, pero no nos comenta las condiciones de dicha presentación para que la alta dirección quede satisfecha, ¡Da por hecho que las conocemos, o que las deberíamos conocer!
De ahí que muchos malentendidos tiene que ver con las peticiones y la manera de recibirlas, suelen ser incompletas, o realizadas de manera incorrecta y sobre todo basada en suposiciones no contrastadas.
En los proyectos de TI, esta fase es la primera de todas. Es la que determina qué vamos a hacer en el proyecto. Es la más importante de todo el ciclo de vida y, curiosamente, a la que menos importancia se le da. El informático no quiere requisitos, no los escucha, no los trata con su cliente, ya que necesita funcionalidades para empezar a programar inmediatamente. Es como si el León, después de cazar su pieza, pidiera que le quiten la piel y los huesos para ir a la carne directamente.
Este tipo de malentendidos son muy comunes, especialmente, cuando las personas que participan en el los proyectos son heterogéneas o multiculturales. Por eso es muy importante asegurarse de que las peticiones se hagan en el contexto adecuado, de forma clara y directa y comprobando siempre las condiciones que permitan demostrar y probar qué hacemos exactamente, y qué nos han pedido.
Como en casi todos los procesos, el compromiso de aquellos que piden o que reciben la petición juega un papel muy importante, ya que cuando nos comprometemos a hacer algo estamos en cierta manera ejecutando una promesa de cumplir con lo pactado.
Una situación muy común es cuando aparecen de por medio las expectativas, es decir, aquellas veces en que nosotros damos por hecho que el otro va a cumplir con lo que nosotros NO le hemos pedido y luego nos enfadamos porque no lo ha hecho. Expresarse de manera clara y concisa es vital en este proceso. Exigir el máximo de detalle para que podamos claramente comprender y tener el mismo pensamiento que el emisor de la petición.
Al leer estas palabras muchos estaréis pensando en otra situación cotidiana a la hora de hacer peticiones, y es el momento mágico en que echamos la culpa a un tercero de no haberse enterado o de no haber preguntado, es decir, cuando aparecen los malentendidos.
Curiosamente, si revisamos el proceso de comunicación que hemos seguido nos daremos cuenta que, o bien hemos dedicado poco tiempo al mismo, o que hemos pasado por alto basado en suposiciones o expectativas falsas.
Recuerdo una vez que tuvimos que hacer la definición de una aplicación de central de medios donde existían un montón de conceptos desconocidos, y que había que mecanizar para poder poner en marcha la aplicación que iba a servir para varias centrales en cinco países distintos.
Yo pedí al responsable de la organización encerrarnos tres días con su equipo directivo. Incluso recuerdo que bromee con la posibilidad de irnos a un parador. Este señor me trató de loco, ya que era imposible disponer de 5 directivos durante 72 horas seguidas ya que resultaba carísimo, ¡360 horas! eso era imposible. De hecho, recuerdo perfectamente que el proyecto se lo dio a otra empresa que había prometido hacer todo el trabajo en una mañana; y el mamarracho este (porque no se me ocurre otra mejor definición) dijo aquello tan ocurrente y tan grosero que desgraciadamente he oído más veces de otros “ilustres:” y esto se hace así por dos motivos: “Mis cojones”.
Efectivamente, la otra empresa realizó la toma de requisitos en una mañana, en vez de una semana como había propuesto yo. Sin embargo, en vez de terminar la aplicación en los siguientes cuatro meses y medio, creo que a día de hoy todavía no tienen el sistema, bueno la empresa tampoco existe, pero creo que le mamarracho sigue libre por ahí.
Sinceramente, creo que dedicar un poco de tiempo más a definir claramente la petición de un proyecto puede acortar notablemente la duración del mismo. Pensemos tranquilamente sobre todo esto y, la verdad es que la mejor manera que se me ocurre, es tomándome unas hamburguesas con unos amigos aprovechando alguna apuesta perdida con ellos, donde podamos reírnos mientras hablamos sobre las peticiones en nuestro entorno de trabajo.
Regla nº28:”Las peticiones deben obedecer a la razón”.